“La sustitución de azúcares libres por edulcorantes no ayuda a controlar el peso a largo plazo. Las personas deben considerar otras formas de reducir la ingesta de azúcares libres, como consumir alimentos con azúcares naturales, como la fruta, o alimentos y bebidas no azucarados”, dijo Francesco Branca, director de Nutrición e Inocuidad de los Alimentos de la OMS. En base esta nueva directriz del máximo organismo internacional en salud, expertos en el área expresaron su postura. ¿Qué podemos usar para reemplazar los edulcorantes? ¿Qué implicancias tiene para la salud el consumo de los productos con los que se fabrican los edulcorantes? ¿Qué mitos están establecidos en la sociedad respecto al consumo de estos? Hablan los especialistas.
Marilina Lang, ingeniera en Alimentos, afirmó que “los edulcorantes son sustancias utilizadas para proporcionar un sabor dulce a los alimentos y bebidas. En el Código Alimentario Argentino (CAA), los edulcorantes se clasifican en dos categorías: edulcorantes nutritivos y no nutritivos. Los nutritivos son aquellos que al consumirse aportan calorías, como la sacarosa (azúcar), la glucosa, fructosa y la miel, las cuales aportan 4 kcal por gramo de producto. En este grupo también se encuentran los polialcoholes, como el sorbitol, manitol y xilitol, que aportan 2,4 kcal por gramo”.
Además, Lang explicó: “ Por otro lado, los edulcorantes no nutritivos son sustancias que endulzan pero que no aportan kilocalorías, ya que tienen un sabor dulce tan intenso que se utilizan en pequeñas cantidades. En este grupo se encuentran el aspartamo, la sacarina, el ciclamato, la estevia y sus derivados (esteviósido), la sucralosa y el acesulfamo-K, entre otros.”
Pensando en la regulación actual de nuestro país en cuanto a la ingesta de estos productos, la profesional aclaró que “el uso de edulcorantes en alimentos está regulado, y en el caso de Argentina, en el CAA se encuentra especificada la cantidad máxima de cada uno permitida en los alimentos. Existe un parámetro denominado Ingesta Diaria Admisible (IDA), dada en miligramos de edulcorante por kilos de peso por día, que representa la cantidad diaria de este producto que se considera segura consumir, basándose en estudios toxicológicos y de seguridad.”
Siguiendo en este eje sobre qué son los edulcorantes, resulta interesante saber desde cuándo es que están incorporados en las dietas de las personas. Laura Pelayo, médica especialista en Nutrición y docente de la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires contó: “Los edulcorantes los tenemos desde el siglo pasado y se puede hacer una doble lectura sobre su aparición. Una es que fue para dar respuesta a una pandemia que se viene gestando y que sigue creciendo que es la obesidad en el mundo; y por el otro lado una respuesta económica, ya que endulzar con edulcorantes artificiales los productos de la industria es mucho más barato que endulzar con azúcar”.
¿Qué aportan y que efectos tiene el consumo de edulcorantes en el organismo?
“No aportan ningún nutriente, pero hay algunos endulzantes que aportan alguna carga calórica poco significativa, y los estrictamente edulcorantes (nos referimos a la sacarina, al acesulfame, al aspartamo) han ido mostrando a través de los años efectos adversos. Así es que hace aproximadamente diez años atrás, hay una gran presión de las sociedades médicas científicas de empezar a desaconsejarlo”, comentó Pelayo.
Uno de los principales efectos negativos del edulcorante sobre el organismo, está relacionado con la alteración de la microbiota, que es un conjunto de gérmenes alojados en el intestino. Estos gérmenes, al estar alterados por el consumo de endulzantes artificiales, afectan la permeabilidad intestinal, lo que implicara una falla en la eliminación de las toxinas que no sirven por medio de la materia fecal. Estas, en vez de ser expulsadas, atraviesan las paredes intestinales ingresando así al torrente sanguíneo y llegando hasta el cerebro, provocando cambios en los estados de ánimos, entre otras cosas”, afirmó la docente y especialista en nutrición.
Además de este problema intestinal, otra complicación que traen los edulcorantes en el cuerpo tiene que ver con el funcionamiento de las papilas gustativas. “A los pacientes siempre les explico que el edulcorante tiene un efecto de aturdimiento sobre las papilas gustativas. Intensifica los sabores de forma tal que las estas pierden la capacidad de sentir otros sabores. Esto está bien diseñado y bien pensado porque es un alimento que la industria desea vender. Ahora, cuando retiramos el edulcorante de nuestra dieta, vamos a sentir que la comida no tiene sabor a nada. Pero la buena noticia es que las papilas gustativas se renuevan constantemente y a los 15 días se regeneran de manera que esas ya no están aturdidas” , explicó la profesional.
“Sin caer en demonizarlo, si el consumo es eventual, no es que va a tener un impacto directo en la salud. No es que me tomo un vaso de Coca-Cola y esto me va a predisponer al cáncer, pero sí a la luz de estos nuevos conocimientos enterarnos que no puede estar en nuestro hábito. Entonces el consejo es no tenerlo planificado en nuestro día a día. No mantenernos en esta creencia antigua de que son gratuitos para nuestra salud ya que no es así; y por supuesto no ofrecérselo a nuestros niños que están en crecimiento”, concluyó Pelayo.
Ante este nuevo escenario en el que el paradigma respecto al consumo de este producto está en pleno cambio, surge el interrogante sobre qué alternativas existen para suplantar su uso. Mercedes Orfila, también licenciada en Nutrición, contó: “Lo que se puede usar para endulzar los alimentos es la miel, el azúcar, el coco rallado, la estevia en hojas que es un edulcorante natural, las frutas maduras, las frutas deshidratadas como las pasas de uva, dátiles o ciruelas”
La nutricionista agregó que “los edulcorantes son todos tipos de hidratos de carbono. Tampoco es que la recomendación de la OMS sea el consumo en exceso de este tipo de nutrientes, no hay que superar los quince gramos por día, o sea que tranquilamente podrían ser no reemplazables por nada”.