
El impacto de las dinámicas familiares en el aprendizaje de los niños es un tema que cobra relevancia creciente en el ámbito educativo. Los estudiantes provenientes de familias atravesadas por conflictos graves o la separación de sus padres, suelen enfrentar desafíos emocionales que inciden directamente en su rendimiento académico y en su integración social.
El entorno familiar, como primer espacio de contención y desarrollo, juega un rol determinante en el bienestar emocional de los niños. Sin embargo, cuando este espacio se ve afectado, las escuelas y los profesionales educativos asumen un papel fundamental para brindar apoyo y orientación.
Gladys Bertoglio, licenciada en Gestión Educativa, fue inspectora titular del Nivel Primario en el distrito de Moreno, DIEGEP Región 9. Ella comenta que “la escuela cumple un papel fundamental ayudando a los estudiantes a superar las dificultades. A veces suele ser el único espacio donde el niño puede expresarse, ser escuchado y comprendido. Recibir cariño y ser estimulado para superar los obstáculos que se presentan a diario. La escuela debe lograr que el niño sea feliz mientras se encuentra en ella. Revertir la profecía del fracaso.”
Los docentes, como primeros observadores del comportamiento de los estudiantes, necesitan herramientas y formación para manejar estas situaciones, mientras que los directivos tienen la responsabilidad de impulsar políticas escolares que prioricen el bienestar socioemocional, incluyendo programas de apoyo psicológico y espacios de diálogo con las familias.
Claudia Muñoz, docente de nivel primario con más de doce años de actividad, cuenta que “las características más comunes que se pueden observar en los niños que tienen hogares problemáticos o padres divorciados son la desmotivación, la desorganización en cuanto a los hábitos, la hiperactividad y una marcada falta de límites.”
El aula es mucho más que un espacio de aprendizaje académico; es un escenario donde se desarrollan interacciones sociales, se construyen vínculos y se reflejan las realidades emocionales de los estudiantes. Para muchos chicos, el entorno escolar puede representar un lugar de seguridad y estabilidad, pero para otros, especialmente aquellos provenientes de contextos familiares adversos, puede convertirse en un espejo de sus dificultades personales.
Laura Arnold, licenciada en Psicología de la Universidad de Buenos Aires, con más de veinte años de ejercicio en la profesión, dice que “la situación familiar inestable en un niño a nivel académico, del aprendizaje y del desarrollo emocional afecta, sobre todo, si es algo que impacta directamente desde los padres. Desde que nacemos, nuestras relaciones primordiales son nuestros padres y son los pilares que nos sostienen.”
En las aulas, los docentes no solo enfrentan el reto de enseñar materias, sino también de interpretar conductas, contener emociones y atender las necesidades específicas de estudiantes cuyo desempeño y comportamiento están profundamente influenciados por su entorno familiar. Las relaciones entre compañeros, la dinámica con los maestros y la capacidad de concentración y aprendizaje se ven inevitablemente afectadas por los estados emocionales que los chicos llevan consigo al cruzar la puerta del aula.
“Hoy en día el principal problema es la ausencia de adultos reales que pasen tiempo de calidad con los chicos, porque cada uno está muy inmerso en su realidad, en sus trabajos y todo pasa tan rápido que a veces queda poco tiempo de calidad para estar con los nenes”, agrega Muñoz.
Entender cómo las complejidades familiares impactan el entorno áulico es clave para garantizar que la escuela pueda ser un espacio donde todos los estudiantes, sin importar su situación personal, tengan la oportunidad de crecer, aprender y desarrollarse plenamente.
La escuela como refugio
Más allá de ser un espacio de aprendizaje, la escuela representa un entorno de estabilidad y estructura que, en muchos casos, contrasta con la incertidumbre emocional que experimentan en sus vidas familiares. En el aula, los estudiantes encuentran rutinas, relaciones positivas con sus pares y adultos que pueden funcionar como figuras de apoyo.
“Al estar desmotivados se necesita cada vez más buscar herramientas para motivarlos, para captar su atención y que el aprendizaje sea significativo y placentero para ellos. Que tengan ganas de apropiarse de nuevos contenidos. También tienen muy baja tolerancia al fracaso, se frustran muy rápidamente entonces hay que buscar nuevas estrategias, volver a motivar para que puedan lograr un aprendizaje valioso”, comenta Muñoz.
Este rol de refugio implica un compromiso por parte de las instituciones educativas para garantizar un ambiente seguro, inclusivo y empático, donde los chicos no solo puedan desarrollar sus capacidades académicas, sino también encontrar el soporte necesario para fortalecer su resiliencia emocional y construir una base sólida para su futuro.
Estrategias pedagógicas para la inclusión y el apoyo emocional en el aula
“Las estrategias pedagógicas que demuestran ser efectivas se refieren al trabajo personalizado del docente con los niños y del trabajo en equipo para lograr avances. Los niños deben sentirse confiados y capaces. La ‘otredad’ de la que habla (nota de la r: el filósofo Carlos) Cullen[1]. Tengo un otro que me dice ‘Heme aquí educame’ ”, expresa Bertoglio.
Estas metodologías permiten identificar y abordar las barreras emocionales y sociales que pueden interferir con el aprendizaje, promoviendo la equidad en el ámbito educativo. La seño Claudia explica que “en lo pedagógico, les afecta en la poca capacidad que tienen en la concentración, están desorganizados entonces no se pueden concentrar en distintos objetivos, como por ejemplo la escucha al docente, la comprensión de consignas y la organización de sus cuadernos.”
Arnold da una perspectiva psicológica sobre esto: “Como todas las personas, somos lo que pensamos y somos lo que sentimos. Claramente cuando hay emociones que no están, que no son sanas, que no las puedo procesar porque soy un niño o tengo todavía muchos aprendizajes por delante, empiezo a tener interferencias cuando quiero hacer algo específico donde necesito un proceso, donde hay pasos, me pierdo, no puedo sostener y llegar al resultado.”
“Esto se empieza a ver en las actividades escolares donde hay procesos que no se completan, hay interferencias y, a veces, los chicos frente a esa realidad que no saben lo que les está ocurriendo, empiezan a tener conductas disruptivas. Son los que las seños retan todo el tiempo y los que quieren llamar la atención de los compañeros. A veces, se vuelven conductas agresivas, todo lo quieren arreglar a los golpes, gritando y en definitiva traen a la escuela escenarios que viven en el ámbito familiar”, añade Arnold.
Muñoz comenta una de las pedagogías utilizadas en clase: “Lo que se trabaja mucho desde la ESI, son las emociones, esto de reforzar los vínculos con los alumnos, que es lo que sienten, cómo se sienten. Reeducar en cuanto a las manifestaciones de cariño, se trabaja en consejos de aula, cuáles son sus problemas, una vez por mes se reúnen los nenes y lo dejan por escrito en una pizarra de manera anónima durante cuatro semanas y se hace una reunión general a fin de mes para hablar sobre los temas que ellos necesitan hablar.”
“En cuanto a la vinculación con sus compañeros o los conflictos familiares, se trabaja mediante actividades como canciones y cuentos que les permitan reflexionar y expresar lo que están experimentando. Muchas veces, a través de estas dinámicas o incluso de dibujos, se logra descubrir las situaciones que los chicos están atravesando, ya sea violencia o abusos infantiles”, agrega Claudia.
“Hay muchas herramientas que uno las va trabajando y cuando te enterás de una situación que les está pasando, se comunica al directivo y este tiene que accionar los protocolos sin revictimizar al niño, con que lo manifieste una sola vez, ya se debe accionar”, concluye Muñoz.
La autoestima en la niñez
“Sentía nervios cuando quería leer y no podía”, expresa Sophia Rojas Barrios, niña escolarizada de primer grado. Sin embargo, su emoción fue total cuando pudo leer una palabra, ella se puso contenta, le dio la noticia a la madre y a la maestra como un gran logro dentro de sus capacidades cognitivas.
Roberta Santillán, por su parte, es la madre de Baltazar, un alumno de segundo grado del colegio Sagrada Familia, ubicado en la localidad de La Reja, Moreno. Él tiene dificultades en el habla, lo que limita su capacidad para relacionarse con los demás. Su mamá cuenta que “el apoyo de la escuela en el proceso de Baltazar fue fundamental y de mucha contención para que logremos trabajar en equipo para él (familia-escuela). Nosotros como padres nos dábamos cuenta que Baltazar regresaba de la escuela triste, enojado y mal emocionalmente por no poder comunicarse con la docente oralmente por su dificultad en el habla.”
Arnold explica que “respecto a la autoestima y el autoconocimiento, son las dos fortalezas más grandes que tiene una persona para enfrentar todo tipo de dificultad en la vida. Si hay ansiedad, viene cuando sé que tengo que resolver algo, no sé cómo hacerlo y eso me trae inseguridad. Si hago algo que tengo previsto hacer, me veo que tengo que entregar un oral y no sé cómo afrontarlo, me escucho y no me gusta cómo me escucho, eso empieza a traer otras ideas negativas y nocivas donde la idea central es ‘bueno, ¿para qué voy a hacer esto que nadie valora?’ o ‘no me va a aprobar la seño.’ ”
Roberta comparte una experiencia favorable para el desarrollo de Baltazar: “El momento más emotivo fue cuando de regreso de la escuela nos contó que pudo leer una frase en clase frente a todos sus compañeros y maestra sin tartamudear y él se pudo sentir seguro de sí mismo, de que lo hayan entendido y nos dijo ´ya no hablo más en chino’, porque él sentía que hablaba otro idioma ya que los demás no lo entendían.”
Bertoglio reflexiona sobre el futuro del cuidado emocional: “Personalmente, creo que , para afianzar sus capacidades logrando superar las dificultades que se presentan en el proceso de aprendizaje. Hay que proveer al alumno de herramientas que le sirvan para las problemáticas que se le presenten a diario en lo pedagógico y en lo emocional.”