
Desde la creación de la Universidad en el año 2009, la oferta académica se ha ido ampliando notoriamente. Tal es el caso de la carrera de Biotecnología que se creó en el año 2016 y tuvo a su primer licenciado en el 2021. Una de las personas que integran esta reciente camada de graduados es Lucía Rizzi, que finalizó sus estudios a principios de este año. Ella tiene 25 años, vive en Moreno y en 2014 conoció por primera vez la UNM a través de una visita con el colegio.
En relación al momento en que tuvo que decidir qué carrera seguir comenta: “Siempre me gustó la biología y supe que quería estudiar algo relacionado con ella, pero me costó un poco entender desde qué perspectiva encararla”. A partir de ese interés, luego de terminar la secundaria, se anotó para estudiar Medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Sin embargo, con el tiempo se dio cuenta que su interés era otro. “Me di cuenta que me gustaba más la mesada y el detrás de escena. Tenía una mínima experiencia en laboratorios y en biotecnología del colegio y, si bien dudé porque era un cambio grande, apenas vi que tenía la posibilidad de estudiar la Licenciatura en Biotecnología en Moreno me cambié”, cuenta Rizzi.
En cuanto a su paso por la carrera, resalta a los amigos que se hizo en el camino y también a los docentes que la acompañaron. “Destaco a mis colegas y sobre todo la buena predisposición de los profesores para arrancar la carrera desde cero, con todas las dificultades que conlleva siendo tan técnica: los espacios, equipos disponibles, reactivos, etcétera”, menciona. Además de su propio interés, la motivación de los docentes de la carrera la incentivaron a acercarse al mundo de la investigación y postularse a becas para continuar estudiando.
Inicios en la investigación
A mediados de 2021 se presentó a la convocatoria de Becas Internas Doctorales del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). El proyecto propuesto fue armado en conjunto con un docente de la universidad y Rizzi recuerda esa instancia como “estresante, pero muy motivadora”. En cuanto a qué significó tomar la decisión de presentarse a esta beca por primera vez, señala: “Implicó decidir un tema y pensar en trabajar, por lo menos, los próximos cinco próximos años en eso. En ese momento no estaba trabajando con algo relacionado a la carrera, pero tenía muchas ganas de empezar a dedicarme a lo que realmente me gustaba”.
Ese año no le otorgaron la beca del CONICET, pero recibió una del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCYT), la cual le permitió dedicarse de forma exclusiva a la investigación y empezar a hacer un doctorado. “Para mí era el único camino pensado, si bien la carrera te permite inclinarte hacia el lado industrial, la realidad es que no me imagino haciendo un trabajo rutinario o que no tenga un poco de impronta personal y creatividad”, relata.
Actualmente se encuentra haciendo el Doctorado del Departamento de Química Biológica, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. “Mi tema de investigación es virología e inmunología aviar y está enmarcado dentro de un Proyecto de Investigación Científica y Tecnológica (PICT) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). El objetivo es estudiar los mecanismos de respuesta inmune aviar tras la aplicación de una vacuna vectorizada con canarypox, que protege contra la Enfermedad de Gumboro”, explica Rizzi.
Cabe destacar que esta enfermedad es una infección viral altamente contagiosa que afecta a los pollos. “La vacuna la desarrolló un grupo del instituto y está aprobada para su comercialización. La idea es dilucidar los mecanismos de protección celulares ya que se vió que la vacuna protege en ausencia de anticuerpos neutralizantes”, cuenta. Su lugar de trabajo para el desarrollo de esta investigación es el laboratorio que tiene el INTA en Castelar.
Su vínculo permanente con la UNM
Más allá de que continúa con sus estudios en otra institución, su vínculo con esta casa de estudios es continuo. Actualmente participa en un proyecto de la UNM en colaboración con el sector privado, donde colabora en el desarrollo de una vacuna marcadora inactivada para la prevención de la Enfermedad de Aujeszky en porcinos. Se trata de un padecimiento viral altamente contagioso que afecta a diversas especies de animales, incluidos cerdos domésticos y silvestres.
Por otro lado, Rizzi se desempeña desde el 2021 como auxiliar docente en la carrera en la que se graduó. En relación a esto, cuenta: “Siempre me gustó dar clases, buscar distintas formas de transmitir las cosas”. De su paso por tres materias (Virología y Biotecnología Viral, Bioprocesos II e Introducción a la Biotecnología), destaca: “Me parece que está muy bueno haber hecho la carrera en la universidad y tener una mirada de cómo organizarse y transitar el día a día como alumno para ayudarlos”, agrega.
Sin duda, para Lucía el aporte de la UNM hacia su vida tanto personal como profesional fue muy significativo. “Me dio la posibilidad de realizar mi trayecto de formación a la par que trabajaba, lo cual me permitió crecer e independizarme. En cuanto a lo profesional, me acercó a varias instituciones de renombre donde pude conocer mucha gente valiosa, incluso me abrió las puertas a trabajar en el laboratorio donde estoy hoy”. A lo largo de estos años, el sentido de pertenencia e identificación hacia esta institución se fue fortaleciendo, por eso sostiene: “No hay un día que no vuelva a la universidad sin sentirme como en mi casa”.