En el año 1974 el arquitecto y escultor Erno Rubik buscaba una manera de hacer más didácticas sus clases de Arquitectura en la Universidad de Budapest, Hungría. Y así llegó al conocido “Cubo Rubik” o “Cubo Mágico”, un rompecabezas tridimensional que en su modelo clásico consta de 6 caras divididas en 9 cubos móviles. Rubik lo patentó en 1980 para Ideal Toy Company, que lo empezó a vender en Estados Unidos y desde ahí se expandió por el mundo.
Es considerado el juguete más vendido del planeta, con más de 350 millones de cubos comercializados. Sus 43 trillones de combinaciones posibles lo volvieron un verdadero desafío que, lejos de espantar a los aficionados, los estimuló a inventar métodos para armarlo en el menor tiempo posible.
ayer, en la sede de la Universidad Di Tella, en el barrio porteño de Núñez, más de 100 personas se congregaron para jugar el campeonato argentino de Cubo Mágico. Pero más allá del evento de ayer, la práctica de esa actividad tiene una historia que vale la pena conocer.
Argentina al cubo
Claudio González fue nombrado en 2011 el primer delegado de la World Cube Association (WCA) para Argentina. Los delegados son los encargados de supervisar que se cumpla el reglamento de la asociación y quienes registran de manera oficial una competición. Dice González: “Entre quinto y sexto grado conocí el cubo, entre 1996 y 1997. Al comienzo no lo quería desarmar, quería hacer un par de movimientos al azar y recordar el camino para volverlo a armar”.
En 2009 González viajó a Chile para participar en el campeonato de primavera de ese país. “Me fui para competir por primera vez oficialmente en un torneo, para ver lo que era el ambiente y si era algo potable, que se pudiera replicar en Argentina”, aifmra. Tras analizar el panorama empezó a proyectar estrategias para convocar a quienes ya estaban armando el cubo, envió mails de difusión y junto a Tomás Mansilla fueron los pioneros en realizar juntadas “cuberas”.
A estos encuentros llegó Guido Dipietro, actual delegado junior de Argentina y record continental en la categoría de 3×3 (cubo lásico) en menos movimientos. También se acercó Facundo Finola, quien lograra “recuperar” muchos records nacionales que hasta ese momento figuraban inscritos en la WCA a nombre de Gabriel De La Sern” de nacionalidad argentina, pero que competía desde España.
Facundo Finola cuenta: “Empecé en 2012 a armar el cubo, tenía 14 años. Yo en realidad empiezo por curiosidad en Pascuas; estaba aburrido y vi un vídeo de cubos que me dio curiosidad. Yo tenía un cubo de feria, de esos que no se mueven mucho, que son duros.” Participó ese mismo año en su primera competición y conectó enseguida con el ambiente. “En esa época no estaba la página de Facebook, que es la que hizo crecer mucho la comunidad, pero había un foro que se llamaba ´Rubikar´”, agrega. Finola cuenta en su historia con 32 records nacionales.
Por otro lado, Guido Di Pïetro recuerda: “Yo me enteré medio de casualidad por un video de YouTube, en 2013, de una persona que estaba armando un cubo en un shopping que estaba cerca de mi casa. Me dije: ´Hay gente que está haciendo esto y está cerca’. A partir del descubrimiento de las juntadas se sumó rápidamente a la escena “cubera”. Di Pietro añade: “Cuando llegué a la juntada me senté ahí, agarré un cubo que había, y lo arme. Hice un tiempo de 15 segundos que en esa época era bastante bueno.” s
Cubos para todos
Aaron Scarpati es un chubutense que arrancó a armar el cubo en 2016. Se enteró a través de Internet de la existencia de una comunidad “cubera” argentina y quiso estimular el desarrollo a nivel local. Scarpati es responsable del canal de YouTube “Yo cubero” donde promueve esa cultura a través de entrevistas a las personalidades claves de la escena argentina. “Yo cuando me metí en este mundo del cubo y me nombraban gente que fui conociendo por otros amigos, como Finola, Claudio o Ticiano, me fui construyendo una imagen. Y era relevante la historia de cada uno”, dice Scarpati.
Uno de sus objetivos es “desmitificar que el cubo es imposible”. Para esto, además de su canal, da talleres a niños en el marco de la municipalidad de Puerto Madryn. “Yo siento que todos tenemos un cubo en nuestras casas”, comenta Scarpati. Además señala: “Los chicos llegan, no ponen nada de plata, les presto mis cubos que tengo especiales para que ellos usen y practiquen. Son muy curiosos, les encanta aprender nuevos cubos”. Su tienda online Octocubos logra hacer llegar a distintos rincones del país cubos de nivel competitivo.
Por su lado, Leandro Martín López, record mundial de la categoría Meganinx, concuerda con Scarpati: “Cualquiera puede armar el cubo e ir a competir”. Con tan solo 19 años, López, ostenta el primer lugar en esta categoría que consta en armar un dodecaedro regular con 50 piezas móviles. Reconoce que la constancia lo es todo: le dedica alrededor de 4 horas diarias a practicar el armado del Megaminx y aprendió alrededor de 1000 algoritmos para lograr los 26 segundos, que es su mejor tiempo oficial hasta ahora.
¿Un deporte?
El speedcubing es una disciplina que consiste en armar “el cubo” en la menor cantidad de tiempo posible. Hay varias categorías de competición ya que tras la invención del clásico “cubo mágico”, que la mayoría vimos alguna vez, se crearon otros tipos de “cubos” que comparten este nombre a modo de agruparlos en la competición, pero que no necesariamente tienen apariencia cúbica.
Frente a la pregunta sobre si en algún momento la actividad puede ser considerada un deporte, Dipietro dice: “Yo creo que sí. En algunos países ya lo es y en Brasil está en trámite de serlo, ya aprobaron un proyecto de ley. En lo personal yo creo que lo es”. Por su lado, Scarpati opina: “Yo hoy en día lo considero así, porque si queremos ser reconocidos como deportistas primero lo tenemos que creer nosotros mismos.”
Bautista Bonazzola, actual campeón sudamericano de 3×3 (el cubo tradicional), dice: “El título lo conseguí en el Sudamericano que se hizo en Brasilia en julio de 2022 y ahí gane la categoría del 3×3”. Empezó a armar el cubo desde muy chico y rápidamente ocupó un lugar relevante en los rankings de la WCA. Piensa que falta popularizar y extender más el uso del cubo para que llegue a ser un deporte.
Una parte fundamental para competir a nivel internacional son los sponsors. Al respecto, Scarpati cuenta: “Siempre que nos llamen a hacer una nota estamos muy agradecidos porque no sabemos quién vaya a leer esa nota. Todos los esfuerzos de buscar sponsors, de impulsarse, como hacen Bauti o Leandro) y varios más, como Manuel Gutman, son importantes porque son deportistas de elite, aunque no parezca.”
El último Mundial de Speedcubins se realizó en Australia en 2019. Los mejores speedcubers del mundo se están preparando para asistir al próximo que se llevará a cabo en septiembre de 2023 en Corea del Sur. Argentina tiene representantes sobresalientes com Leandro López para la categoría Megaminx; Bautista Bonazzola, en 3×3; Theo Goluboff, record nacional en 3×3 con un mano y Piraminx (tetraedro con 9 triángulos por cara), Manuel Gutman, record continental en armado a ciegas de varios tipos de cubos; y Guido Di Pietro para armado a ciegas y 3×3 en menos movimientos.
¿Cuestión de varones?
¿Dónde están las “cuberas”? Es una pregunta que se pueden hacer muchos cuando asisten por primera vez a una competición de speedcubing. En el pasado “Buenos Aires cubea”, realizado en noviembre de 2022, de 111 competidores solo 8 eran mujeres, según Di Pietro.
Agustina Di Lollo es una “cubera” de 16 años que compitió oficialmente por primera vez este año. Empezó a armar el cubo en Moreno, donde vivió la mayor parte de su vida, hasta que se fue a vivir a Merlo. Di Lollo cuenta: “La primera vez que lo armé fue a los 11, mi hermano me incentivó, era de él el cubo, quería que aprenda y me mostró un vídeo”. Su hermano rápidamente lo dejó de lado, pero Agustina se fue interesado cada vez más.
Respecto a las competencias, Di Lollo dice: “Yo nunca hablo con nadie desconocido y me cuesta cuando voy a un lugar hablar con gente. Así que en el primer torneo estaba sola, sentada con mi papá, hasta que llamaban a mi categoría para competir. Ya para la siguiente me saqué el miedo, “juecié” (los jueces supervisan y anotan los tiempos de cada participante), hice de “runner” (son quienes llevan y traen los cubos mezclados a los competidores)”. La mayoría de los entrevistados concuerdan en que no hay una causa concreta por la cual la mayoría de los que practican la actividad son hombres, pero esperan que más mujeres se sumen a la movida.