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Estudiante de Comunicación Social (UNM)
Lucía Cari Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Ciencia y relax: reservas naturales en el Conurbano oeste

Las reservas naturales de Los Robles, en Moreno, y de Palomar, en el partido de Morón, permiten conservar la flora y la fauna local. Un recorrido por ambos espacios.
En la Reserva Los Robles, gracias a la buena calidad del agua, se encontraron especímenes típicos de los lagos y lagunas de la provincia de Buenos Aires.

Durante una tarde, la reserva municipal Los Robles, ubicada en el partido de Moreno, da la bienvenida a los visitantes e invita a todos los interesados a experimentar la paz y tranquilidad que su bosque implantado de más de 268 hectáreas. Todo se encuentra en perfecta armonía, desde su entrada con toques artesanales, hasta su extenso camino rodeado de árboles con tintes otoñales y, la música y risas de fondo provenientes de las familias que van a acampar.

El espacio abierto resulta refrescante gracias a sus árboles que sirven como pulmones verdes, hay lugar para todo. Poco a poco, mientras se camina por el sitio, se observa el detallado cuidado y atención brindado por el cuerpo de guardaparques a la querida reserva. Durante la visita guiada, una voz educativa cargada de sentido ambientalista se escucha frente a los visitantes. Una de las guardaparques, Celeste, explica: “Este es un sendero autoguiado, que el fundador lo hizo pensando en un punto verde, en dar oxígeno y mantener lo nativo.”

Mientras, las personas escuchan con atención los sonidos naturales, el canto de las aves y el movimiento de las hojas. Todos quedan impactados al ver al abuelo roble de más de 103 años, que al abrazarlo, manteniendo los ojos cerrados, ayuda a sentir y concientizar sobre el valor del medio ambiente.

Minutos después de finalizada la caminata por los senderos del bosque, se da inicio a la inauguración del “bosque de artistas”, en el marco de la actividad denominada “plantar un árbol, conocer a nuestros artistas. Allí el primer plantín de roble fue asentado por Vanesa Berardi, artista local, que realizó una muestra de Charly García en las instalaciones de la Reserva. La actividad fomenta la expansión forestal de la reserva, ampliando sus especies de flora nativas de la zona.

La ampliación de la flora nativa también se puede ver en la reserva natural urbana del Palomar, que abrió sus puertas en 2023. Con más de 100 hectáreas llenas de flora y fauna, tanto nativa como exótica, se le da suma importancia a la conservación y fomento de estos espacios protegidos. Juan Cabandié, ex ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación explica en diálogo con este medio que aumentar la cantidad de áreas protegidas es fundamental para frenar el avance de la urbanización no planificada y asegurar un equilibrio entre el desarrollo humano y la conservación de los ecosistemas vitales para el planeta.

La importancia de las reservas naturales

Estos espacios desempeñan un papel fundamental en la mitigación del cambio climático y la preservación de la biodiversidad. Según Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires, la recuperación de un predio, que antes estaba cerrado y que no tenía el acceso al público, resalta la necesidad de transformar espacios no accesibles en áreas que beneficien tanto a la comunidad como al medio ambiente. En el mismo sentido, Cabandié, destaca que estos conforman un conjunto de áreas protegidas necesarias para la preservación de la biodiversidad, flora y fauna al mismo tiempo. “Por ejemplo, se retienen los gases de efecto invernadero que generan los humanos”, agrega.

En esa misma línea, amplía: “Sin la flora que brindan, no habría energía para después oxigenar el aire, por lo tanto, habría menor capacidad de captación de gases de efecto invernadero, estos retienen el calor del sol e impiden que escape al espacio, lo que provoca que se concentre el calor y de lugar al calentamiento global”. Y afirma: “Por eso es sumamente importante sostener las reservas, las áreas protegidas y crear nuevas”.

La especialista en medio ambiente, Inés Camilloni, en su artículo “Argentina y el cambio climático” desarrolla: “Los impactos son evidentes en ámbitos como la salud de la población, recursos hídricos y biodiversidad, y en distintos sectores como agricultura, generación de energía, infraestructura y transporte, entre otros, que hacen necesario el diseño de estrategias para hacerles frente y mitigar sus efectos negativos”. Destacándose, de esta manera, el gran impacto que estas reservas naturales tienen, no solo con la comunidad, sino también con nuestro planeta y el espacio que nos rodea.

Cartel en la Reserva Los Robles.

Flora y fauna: riqueza y desafíos

Las reservas naturales albergan una gran diversidad animales y especies vegetales. En la Reserva de Los Robles, por ejemplo, se encuentran más de doscientos tipos diferentes de aves. Matías Ibarguren, miembro del equipo directivo de guardaparques, señala: “Estamos empezando a sentir los efectos del cambio climático con la alteración en períodos de floración y comportamiento de insectos”.

A su vez, la flora nativa también enfrenta desafíos debido a la invasión de especies exóticas como el ligustro.  En el caso de la reserva de El Palomar, Meli, la encargada de la visita guiada, comenta: “La forestación exótica se multiplica muy rápido y no deja crecer lo nativo. Controlamos estas especies para permitir el crecimiento de nuestra flora local”.

Por su parte, Celeste y Cintia, guías de Los Robles, describen el sendero autoguiado, llamado Sendero de Lipacá, que permite a los visitantes observar la fauna nocturna y aprender sobre la importancia de los árboles nativos y exóticos: “Este espacio, de aproximadamente doscientas cincuenta hectáreas, incluye tanto árboles nativos como exóticos, y es fundamental para evitar inundaciones, proveer oxígeno y sombra, y conservar la biodiversidad y la historia local.”

En términos fáunicos las guías destacan el “Área Natural Protegida: Dique Roggero”, ya que gracias a la buena calidad del agua, se encontraron especímenes típicos de los lagos y lagunas de la Provincia de Buenos Aires. El relevamiento demuestra que, con un buen tratado de las aguas, se puede preservar a estas especies nativas, como es el caso de la Madrecita del agua, lo que reafirma la importancia de conservar los humedales de Moreno.

Áreas afectadas y esfuerzos de recuperación

En la provincia de Buenos Aires, muchas áreas naturales han sufrido debido a la urbanización y la explotación de recursos. Una de las organizaciones más activas en la recuperación de estos espacios en la zona es la Organización Isla Verde. Nahuel Franco Martínez, miembro del equipo, había dicho, cuando se inauguró la Reserva de Palomar: “Desde hace diez años, comenzamos este proyecto y hoy estamos celebrando la apertura oficial de la reserva. La inauguración de esta reserva de más de cien hectáreas, es un logro de la comunidad al cien por ciento, y obviamente también se logró con ayuda del estado municipal y nacional que oyó este reclamo de la comunidad”.

La Reserva Urbana de El Palomar, por ejemplo, conserva una parte significativa del pastizal pampeano, un ecosistema del cual solo queda un tres por ciento en la provincia. Este espacio es vital para la conservación de especies y la regulación del clima local.

Una imagen de la Reserva Natural El Palomar.

El rol de los guardaparques

Los guardaparques son los encargados de ofrecer visitas guiadas a escuelas y visitantes, así como también realizar talleres educativos. Por otro lado, protegen y hacen cumplir las áreas internas de las reservas. Belén Guervach, guardaparque y especialista en el área de extensión educativa en Los Robles desarrolla: “Tenemos un invernáculo dedicado a la forestación de áreas afectadas por incendios, donde cultivamos plantas nativas de nuestra zona pampeana.”

La guía de la reserva de Los Robles, Celeste, explica además, las normativas y actividades educativas que se llevan a cabo en el lugar: “En la reserva de los Robles no se permiten mascotas, ni volumen alto de música, no se permite dañar las plantas, y se realizan talleres educativos para escuelas. También colaboran con universidades, ofreciendo pasantías donde los estudiantes aprenden la modalidad de manejo de la reserva.”

Sin embargo, no siempre está ese cuidado por parte de los visitantes. Al finalizar el recorrido guiado, se vio a lo lejos humo proveniente de una pequeña fogata de hojas que rápidamente fue apagada al ver a las guías. La guardaparque Cintia interviene y remarca con disgusto: “Recuerden que eso está prohibido en la reserva. No pueden prender ningún tipo de fuego, solo en la sección de parrillas.”

La gestión de una reserva es un trabajo extenuante. La Dirección de Guardaparques es la encargada de la fomentación de la forestación de plantas nativas. Además del cuidado del medio ambiente, ya sea con actividades de limpieza, no solo de la basura que se encuentran a los alrededores, sino también de los árboles exóticos que resultan invasivos. Fernando Cruz , uno de los guardaparques de Los Robles, suma su voz a esta afirmación: “La forestación exótica se multiplica muy rápido y no deja crecer lo que es nativo. Así que lo que se trata de hacer con el control de eso es sacar las especies que son prácticamente de otro lugar y dejar que crezca la nuestra.”

Por otra parte, hay que destacar la división de roles dentro de una reserva. Hay encargados de cada sector en particular del lugar. Por un lado, se encuentran los guardias, quienes pasan toda una semana entera y pernoctan en el lugar. Siendo los líderes de control, vigilancia y regulación de la caza y pesca con redes, que están prohibidas en las áreas protegidas. Por otro lado, aquellos que realizan las caminatas periódicas para observar el sitio en su totalidad, incluyendo los avistamientos de flora y fauna. Matías Ibarguren añade: “Y la otra parte es específicamente los guardaparques con una función educativa que trabajamos durante la semana y los fines también, pero que no pernoctamos, acá están los programas de conservación de la biodiversidad.”

Además, se encuentra la Biblioteca de la Naturaleza Giordano B. Padoani, dentro de la reserva de Los Robles, con una función netamente educativa y de promoción de la lectura de libros integrados al ambiente y la naturaleza. A su vez, se encuentra el equipo de comunicación con diversas actividades a cubrir. Por otro lado, existen muchas actividades dentro del área protegida como es el taller de tallado de madera sustentable y charlas entre mates con los vecinos, que tienen la finalidad de tratar distintos temas del cuidado del ambiente que preocupan al equipo del lugar.

Marco Legal

En la Provincia de Buenos Aires, diversas ordenanzas y disposiciones legales respaldan la protección de las reservas naturales. Un ejemplo clave es la Ordenanza N° 6379/20, aprobada por el Honorable Concejo Deliberante de Moreno y actualizada en el año 2020. Esta normativa declara como Área Natural Protegida el espacio que abarca la Reserva Municipal Los Robles, la Ribera del Río Reconquista, la Ribera Cañada Bajo Hondo, el área de cavas paralelas al terraplén, el Perilago del Lago San Francisco y el Área del Museo Natural Francisco Muñiz. Estos límites están definidos específicamente según lo establecido en la Ordenanza N° 2.562/89, lo que delimita claramente el área protegida.

El Municipio de Morón, a través de su Expediente 67631/09, ha establecido una política ambiental con su Artículo N° 1, cuyo objetivo principal es integrar la sustentabilidad en todas sus políticas públicas y en las prácticas diarias de los vecinos. Considerando a la sustentabilidad como la combinación de cuatro dimensiones clave: ecología, social, económica y política.

Además, la gestión ambiental del municipio, junto con la legislación vigente, busca asegurar el derecho constitucional a un ambiente sano. En este marco, se aplica el principio de precaución, actuando con cautela en situaciones donde existan dudas sobre la seguridad de alguna actividad, producto o evento que pueda representar un riesgo para los recursos naturales o la salud de la población.

En adición, el Artículo 41 de la Constitución Nacional, establece el derecho a un ambiente sano y equilibrado, y el deber de preservarlo. El daño ambiental debe ser reparado según la ley. Las autoridades deben proteger este derecho, usar racionalmente los recursos naturales, y fomentar la educación ambiental. La Nación dicta normas mínimas de protección y las provincias las complementan.

Las personas damos por sentado y creemos que nuestros recursos son ilimitados.  Tenemos leyes que rigen nuestro accionar para la protección, conservación de nuestros patrimonios naturales y culturales. Estas normativas están orientadas a la preservación y protección no solo del medio ambiente, sino también de la flora y fauna con la que convivimos, es decir, la biodiversidad.

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