A casi 40 años de la recuperación de la democracia, la sociedad argentina sigue dando la batalla frente al olvido y la impunidad que dejó la última dictadura cívico-militar. El ejercicio continuo y activo de mantener fresca la memoria por la verdad y la justicia, supone recuperar una larga historia de luchas que den cuenta de todo lo vivido, lo imaginado, lo leído, lo construido. En efecto, nuestra identidad está marcada por los acontecimientos sociales, políticos, económicos y culturales que tienen lugar tanto en nuestro país como en el mundo, y Nicolás Grandi tenía muy claro eso.
“Mis canciones de cuna las cantaron/ exiliadas voces españolas/ y los restos bombardeados/ de mil ciudades”, introduce Grandi en “Causas”, el primer poema de su libro Causas y Broncas, un manifiesto artístico-político que expone el contexto a través de recortes de diarios de la época, así como habla también, a través de los poemas, de la propia biografía militante del autor. “Y aquí en mi patria/ tengo justo la edad del Justicialismo/ que no alcanza para borrar de mis espaldas/ la edad de mi padre/ pintando un lejano mañana que tarda/ y ya no verá”, continúa su relato. De esta manera, el poeta y periodista morenense va entramando su historia de vida con la de los pueblos, en un acto de “artivismo”, de forma a veces irónica, frente a los brutales acontecimientos de los años sesenta y setenta, con las dictaduras regionales, el afianzamiento de los medios de comunicación de masas y la crisis económica.
El 22 de junio de 1976, Grandi y su compañera, María Cristina Cournou, quien se encontraba embarazada, fueron secuestrados de su domicilio en Paso del Rey, partido de Moreno, y desde entonces se encuentran desaparecidos. Un año antes, Grandi había impreso de manera manual cien ejemplares mimeografiados de su libro. “Esa me parece que es la característica más importante del libro”, expresa Yamila Grandi, hija de Nicolás y Cristina, quien tenía apenas dos años al momento del secuestro de sus padres. “Además de su valor estético, tiene un valor histórico si consideramos la producción del libro, cómo fue editado en su momento y su distribución cuerpo a cuerpo, y que no tenía que ver con una lógica de editoriales sino desde una militancia”, asegura.
Yamila Grandi es actriz, docente y investigadora teatral. El pasado 23 de marzo, en el marco de las actividades por el Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia desarrolladas en la Universidad Nacional de Moreno, participó de la presentación de la nueva edición del libro de su padre, a través de UNM Editora junto con el Programa de Promoción de los Derechos Humanos que impulsa la casa de estudios. “Esta reedición fue un regalo de la vida porque siempre tuve la intención de editar este trabajo de mi padre para poder hacerlo llegar al público y que conocieran no solamente su trabajo como artista, sino también una mirada política de aquel momento”, comenta.
Además, remarca el aporte fundamental que las universidades nacionales hacen a la sociedad. “Me conmovió mucho que la UNM haya decidido publicar el libro porque tiene que ver con nuestros orígenes, con nuestro territorio, con el lugar en el que nací y me crie”, confiesa Yamila, oriunda de Moreno y que actualmente está radicada en San Luis con sus dos hijas. Ella se define como hija y defensora de la educación pública en todos los niveles. Y agrega: “Que la universidad tenga este tipo de actitudes frente al rescate y la celebración de nuestra historia y cultura me parece muy loable”.
A diferencia de su padre, Yamila sí pudo terminar la carrera de Letras y así fue como aprendió a conocerlo por medio de la literatura, y en particular del objeto libro. “Por eso esto es tan importante desde lo emocional para mí: el objeto libro te permite subrayar, tiene un olor y una textura, es decir, hay todo un conjunto de cuestiones que se ponen en marcha cuando uno lo tiene en sus manos”, sostiene. Junto a su tío Víctor Heredia, cantautor y hermano de Cristina Cournou, escribieron algunas palabras introductorias en esta reedición. “Haberme reencontrado con mi padre en la reescritura de sus textos a partir de este trabajo de edición en el que colaboré fue muy bonito porque también fue releerlo desde quien soy yo hoy: una mujer que ha transitado años de vida”, afirma.
Otra de las voces que forman parte del libro de Grandi es la de Roberto Díaz, docente, artista y fundador de la Casa de la Cultura de Moreno. En la introducción, Díaz destaca el lado artístico del poeta y menciona su paso por las actividades barriales tales como el Club del barrio “Amancio Alcorta” y el Teatro “El Retablo” del que Nicolás participó como miembro del electro. También su familia provenía de la rama artística: su padre, Mario Darío Grandi, era pintor y un artista plástico reconocido internacionalmente, y su madre, Julia Rebollo, era aficionada a la escultura. “El arte está en el ADN familiar”, señala Yamila, que trabaja en el teatro independiente en distintos roles, ya sea desde la dramaturgia, la dirección, la actuación o la producción.
Sobre la estructura familiar de la época, Grandi dejó asentado en “Tenedor ideológico”: “Por el tenedor/ la ideología/ de mi familia/ se entiende mejor”. Allí, Grandi describe tres tipos de tenedores: el de plata, fuerte y pesado, con el que comía su papá; el de alpaca, débil y blando, con el que comía su mamá; y el de acero, que era el más nuevo, que tenía que usarlo él. “Yo no sé si sería un tenedor, se me ocurre que sería una vasija de barro, porque trato de contener alimento y calor, de dar ese espacio para lo nutricio”, reconoce Yamila, que desde el teatro se compromete a brindar disfrute y goce. “Así es como me veo representada: como alguien que intenta desde sus posibilidades dar humildemente materia y nutrir a quienes me rodean, ya sea desde el ámbito familiar como desde lo profesional”, confiesa.
Sin duda, Causas y Broncas es una obra central de la historia política y artística de Moreno. La materialidad original de este libro, junto con sus profundas palabras y los selectivos recortes, lo convierten en un símbolo de la reflexión y la memoria social de uno de los momentos más oscuros de nuestro país. En palabras de Yamila, este libro es “el arte al servicio de un posicionamiento ideológico”. Al igual que su padre, su testimonio lo transmite desde lo artístico. “Quienes somos sobrevivientes sentimos la necesidad de dar testimonio de lo que nos pasó de alguna manera”, dice Yamila, que lleva adelante el ejercicio de la memoria en su vida cotidiana. “Pero también con una actitud que yo llamo la militancia de la sonrisa, que implica decir que no nos han vencido, que no solamente sobrevivimos, sino que vivimos, y que elegimos vivir con alegría, y elegimos que sea esa manera de ver el mundo la que guíe nuestros pasos”, concluye.