Se trata de un tipo de tumor muy frecuente en mujeres, localizado en el órgano reproductor femenino. “Es una patología que compromete al cuello uterino y se produce por la infección de transmisión sexual ocasionada por el virus del HPV”, explica Laura Spinelli, médica en servicio de ginecología a cargo del consultorio de patología cervical del Hospital Boccalandro, de la localidad bonaerense de Loma Hermosa.
Esta afección puede tener distintas etapas dependiendo de su magnitud. “Dentro de las distintas cepas que podemos encontrar está la cepa de bajo grado que son las que mayormente van a generar lesiones benignas. Estas lesiones son más evidentes en la parte genital externa en el caso del hombre o de la mujer. En este sentido se puede observar la presencia de verrugas o condilomas genitales que tiene que ver con la presencia del virus del HPV pero de cepas de bajo grado”, asegura Spinelli.
El chequeo anual es la forma principal de prevenir esta patología. Martina Comercio, ginecóloga de una salita de primeros auxilios de Moreno recomienda: “Todas las mujeres deben realizarse al menos una vez al año un PAP porque es la prueba más sencilla que tenemos para diagnosticar en poco tiempo si existe o no, algún tipo de problema en el útero”.
Por su parte, Anabel Espíndola, licenciada en Enfermería especialista en el área de terapia intensiva de adulto de la Clínica Trinidad de Ramos Mejía, señala: “Si bien no hay manera exacta de reducir el riesgo de contraer esta enfermedad, hay ciertos factores que pueden pesar en la reducción de su probabilidad como por ejemplo la importancia y la conciencia de aplicarse las vacunas contra el HPV, mantener un peso saludable, usar preservativos y mantener una vida activa en cuanto a ejercicios físicos”.
“El seguimiento que hacemos de la enfermedad además del Papanicolaou es a través de la colposcopia. Con esto podemos llegar a prevenirlo, por eso hacemos un control anual y si detectamos alguna lesión tenemos que hacer un control cada 6 meses o evaluar el caso en particular”, plantea Spinelli. Cabe destacar que todas las mujeres cuentan con el peligro de sufrir este cáncer pero el riesgo va aumentando con el correr de los años.
Síntomas
Los síntomas pueden ser diversos dependiendo del grado de avance del cáncer. Al respecto, Espindola explica: “Entre los síntomas podríamos mencionar el flujo o sangrado vaginal anormal. En cuanto a anormal nos referimos a cantidad o al momento en que el sangrado aparece, por ejemplo luego de haber transitado la menopausia o entre dos periodos de menstruación”.
Espíndola manifiesta que otro de los síntomas que pueden presentarse son dolores o presión en la zona de la pelvis cuando la enfermedad se encuentra más avanzada. “En caso de tener estos síntomas se debe acudir de forma inmediata al médico. Misma situación debe ocurrir en caso de que cualquier de otros síntomas dure dos o más semanas, no precisamente podría tener un cáncer de útero pero es importante contrastar que no sea así, o si lo es comenzar a evaluar los medios para combatirlo”, sugiere.
Sin embargo, estos tumores a veces son “silenciosos” y no presentan síntoma alguno, Roxana Jara, paciente diagnosticada con cáncer de cuello de útero cuenta: “Yo siempre fui de hacerme los controles médicos, pero en el tiempo de pandemia por el tema de que no había turnos y no se podía acceder a los distintos estudios me dejé estar esos dos años. Cuando la pandemia se controló un poco retomé el tema de los médicos y saqué un turno. Cuando fui a mi ginecóloga para hacerme el control rutinario ella ya notó algo extraño y me mandó directamente a hacer otro tipo de estudio”. Y fue en ese entonces que se enteró de la presencia del tumor.
Tratamiento
En cuanto a cómo enfrentar este tipo de tumores hay diferentes formas de combatirlo, dependiendo del tipo de cáncer y la magnitud que el mismo ha tomado dentro del organismo.
“El tratamiento comienza cuando nosotros encontramos algunas lesiones que pueden estar producidas en el cuello uterino como las manchitas que mayormente las mujeres mencionan o llaguitas. Estas son lesiones que nosotras las evidenciamos al rociar ácido acético, que es el vinagre como comúnmente conocemos, y de esa manera se pueden evidenciar las lesiones acetoblancas que pueden tener distinto grado de compromiso”, indica Spinelli.
En algunos casos se puede realizar una biopsia para determinar que no haya presencia de una lesión de alto grado que pueda ser un poco más comprometida. Jara comenta: “Al principio me mandaron directamente a hacerme una tomografía, estudios de sangre y una biopsia para ver si realmente esa masa que tenía se trataba de un tumor”.
Es importante mencionar que la cirugía cumple un rol fundamental para el tratamiento de las células cancerosas. “Cuando tenemos una lesión de alto grado, lo que nosotros llamamos un sil de alto grado, el tratamiento es hacer una cirugía de conización, en la que lo que se procede a realizar es la extracción del cuello uterino para evitar que esas lesiones progresenm porque sabemos que las cepas de alto grado del virus del HPV son las que van a producir cáncer de cuello uterino”, amplía Spinelli.
Por su parte, Espíndola enumera otros tipos de tratamientos invasivos para eliminar las células malignas: “Een primer lugar existen cirugías donde se extirpan tejidos cancerosos mediante la intervención quirúrgica; en segundo lugar también podríamos hablar de radioterapia donde se utiliza la radiación de alta intensidad en forma similar a los rayos X para terminar con el cáncer”.
Desde su experiencia Jara cuenta su tratamiento: “Mi tumor está ubicado en un lugar que es poco accesible para poder operar porque está muy cerca de la vejiga. Entonces empecé con un tratamiento intensivo que consistía en quimioterapias y rayos”.
A veces, los procedimientos para eliminar y controlar las células cancerosas son muy invasivos lo que puede llegar afectar tejidos u órganos sanos. Además, muchas veces se pierde el pelo, se pierde mucho peso y masa corporal, provoca cansancio y problemas de digestión. En algunos casos, el procedimiento para evitar que la enfermedad continúe avanzando se basa en la terapia hormonal. De esta forma se eliminan hormonas o se bloquea la acción de la misma deteniendo el crecimiento de las células cancerosas.
“Este otro tratamiento sería la quimioterapia, que se utiliza con medicamentos especiales que reduce el tamaño del tumor o hasta puede llegar a eliminarlo. Este procedimiento se realiza mediante medicación vía oral o intravenosa, y en algunos casos se aplican ambas formas”, explica Espindola.
A su vez, otro tipo de procedimiento para eliminar el crecimiento de las células cancerosas es mediante la vacunación. Spinelli nos informa que también se utiliza este método en el caso de las mujeres que han sido tratadas con lesiones de alto grado o precancerosas, a quienes se les da un tratamiento con la vacuna aunque ya haya pasado la edad de la adolescencia.
Sin duda, el cáncer de cuello de útero como así el cáncer de mama son tumores que pueden ser prevenibles. Lo importante de todo esto es hacer un control con el ginecólogo de manera anual para un diagnóstico temprano, un tratamiento adecuado y cumplir con la vacunación en el caso de las niñas y adolescentes para evitar poseer esta enfermedad.
Información útil:
*ACIAPO: https://fundacionaciapo.org.ar/#!/contacto/ +5491169049566
*LALCEC: https://www.lalcec.org.ar/ (011) 4834-1500
*Instituto de Oncología Ángel Roffo (dependiente de la UBA): https://institutoroffo.uba.ar/