
El pasado 31 de octubre, el gobierno publicó su nuevo Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación en el Boletín Oficial de la Nación. Este documento de 19 páginas plantea ciertos lineamientos que pretenden “guiar la implementación del Plan Nacional 2030 (PNCTI2030) aprobado por consenso por el Congreso Nacional mediante la Ley 27.738 en el año 2023”. No obstante, se aclara que debe adaptarse a una Argentina que “atraviesa un proceso de estabilización macroeconómica”, resaltando la integración entre el sector privado, el público y el entramado productivo.
Al respecto, Mario Pecheny, doctor en Ciencias Políticas y director del área de Ciencias Sociales y Humanidades del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), menciona: “Es una declaración de principios. Por un lado, me parece bien que un gobierno establezca sus prioridades y las publique, pero por ahora no hay ningún instrumento en concreto que diga cómo se va a implementar.”
Sin embargo, antes de presentar el documento, no hubo una convocatoria para generar consensos con los diferentes actores que se nuclean en el área de Ciencia y Tecnología acerca de este proyecto. Así lo afirma Pecheny: “A diferencia de otras oportunidades donde la propia comunidad científica y universitaria participó de la génesis, como fue en el plan 2030 donde todas las provincias contribuyeron, en este caso no hubo ese tipo de consulta o de proceso participativo o consultivo con las instituciones científicas”.
Incluso, desde hace un año, cuando Darío Genua, secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Nación, había dado un “adelanto” en su cuenta de la red social X, acerca de los lineamientos del plan, fue citado por senadores y diputados para dialogar, pero no se presentó. Diego Hurtado, doctor en Física, investigador principal del CONICET y ex secretario de Planeamiento y Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) menciona al respecto: “No pueden dar la cara porque lo que están haciendo es un desastre, lo que dicen se contradice con lo que hacen. Estamos frente a un funcionario que no sabía que en Argentina había una ley con un plan, que cree que una carilla y media puede ser un plan estratégico, que para serlo tiene que estar consensuado por los sectores de la sociedad que están involucrados.”
¿Cuáles son los principales lineamientos?
En este documento, el gobierno plantea cuáles serán los “sectores estratégicos” que se priorizarán, teniendo en cuenta su importancia para el desarrollo del país en función de sus oportunidades de crecimiento y en las capacidades de su estructura productiva. Estos sectores son: Agroindustria; Energía y Minería; Conocimiento e Innovación; Salud. Por otro lado, también se tienen en cuenta áreas con posibilidad de expansión como: Inteligencia Artificial; Biotecnología y Nanotecnología; Tecnología espacial y Satelital; Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Más allá de esto, una de las críticas es que no hay lineamientos específicos de acción y no se menciona cómo se implementarán las políticas para su desarrollo. A esto se refiere Hurtado cuando plantea: “No se mencionan instituciones, no se mencionan fechas ni objetivos concretos. Eso que era una carilla y media ahora lo llevan a 20 carillas expandiendo un montón de exclamaciones de buenas intenciones, disfrazadas de una ideología empresarial que no se sostiene, porque este gobierno lleva 17 mil pymes cerradas.”
A su vez, se puede ver que no hay una mención a áreas relacionadas a Humanidades y Ciencias Sociales, más allá de un tratamiento trasversal en lo referido a las Tecnologías de la Información y la Comunicación o al impacto social que pueden llegar a tener los demás sectores. “En definitiva, estas investigaciones hechas fuera de los contextos sociales, políticos y culturales en los que tienen lugar están condenadas al fracaso”, sentencia Pecheny, al referirse a la importancia de abordar las diferentes áreas desde esta perspectiva. Además, resalta: “Hay cuestiones sobre la democracia y sobre los derechos humanos que este gobierno no solo no le interesa apoyar, sino que le interesa que no se apoyen”.
Esto puede notarse en las pocas decisiones que se están llevando a cabo en organismos como por ejemplo el CONICET, donde se establecieron temas estratégicos para los Proyectos de Investigación Plurianuales (PIP), como menciona Cecilia Díaz, doctora en Comunicación, investigadora del CONICET y docente de la Universidad Nacional de Moreno (UNM): “Directamente las ciencias sociales quedan marginadas, porque la mayoría de los proyectos se tratarán sobre asuntos estratégicos y dentro de estos lo único referido a las aquellas es la educación.”
Un contexto adverso
Este plan se presenta en un contexto en el que, según un relevamiento de la fundación FUNDAR, el presupuesto en ciencia y tecnología en 2024 se desplomó hacia el nivel más bajo desde 2005: un 0,21% del PIB, que produjo la reducción de becas para jóvenes investigadores, lo que “significa menos formación de recursos humanos calificados”.
Se produce en este último tiempo lo que diferentes profesionales del área caracterizan como un “Cientificidio”, ya que, según Pecheny, “hay una ley de financiamiento que no se está cumpliendo”. Lo que se suma al desguace de instituciones que, en la actualidad, han disminuido sus funciones, como por ejemplo la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+I).
En este sentido, Díaz explica: “Con respecto a los Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT), la convocatoria 2023 fue extendida y hasta el día de hoy sigue abierta. Entonces, a quienes presentamos proyectos a inicios del 2024, nos han quedado inconclusos porque aquella no tiene fin, no tiene precisión de cuando se termina y por ende de cuándo se va a evaluar o cuándo se va a ejecutar”. Además, señala acerca de las convocatorias aprobadas en 2022 que “no se ejecutaron los fondos”. Esto demuestra, según Díaz, que “hay una decisión concreta, que no tiene que ver con un área específica, sino que se recortó en todas las ciencias.”
Todo esto se fundamenta en un principio que se repite una y otra vez a lo largo del documento presentado por el gobierno: la eficiencia en la distribución de los recursos. Esto, a su vez, está acompañado por un enfoque que dice promover la inversión y el desarrollo de un sector privado “emprendedor”.
Al respecto, Hurtado sentencia: “Esta gente que tiene paralizado el sector, que lo desfinancia, que vendió un edificio del INTA, que paralizó el reactor CAREM y no puso en marcha el RA10, que tiene el 80% del personal de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) con salarios por debajo de la línea de pobreza, habla de eficiencia en ejecución. Son estigmatizaciones berretas”. Es que, como se mencionó anteriormente, ni siquiera los fondos que ya estaban aprobados para los proyectos de investigación del 2022, se han ejecutado con tal eficiencia.
¿Hay futuro para la Ciencia y la Tecnología con este plan?
En definitiva, el panorama actual de la ciencia y la tecnología en el país no es nada alentador, teniendo en cuenta el desfinanciamiento y vaciamiento del sector, a lo que agrega Hurtado: “Es mucho más grave que la falta de financiamiento porque, si lo hubiera, no tendríamos agendas a las cuales responder; por eso el plan de Genua es ficticio, porque no importa lo que diga, del lado de la realidad el gobierno no está generando las condiciones para que ese plan, si tuviera lineamentos concretos, pudiera responder a lo que demanda un proyecto.”
Teniendo en cuenta que este año se termina, solo queda esperar a que el gobierno anuncie cómo se llevarán a cabo las políticas que den cuenta de los lineamientos planteados. Lo cierto es que el documento presentado en el boletín oficial nos deja más dudas que certezas acerca del futuro de un sector que enfrenta una situación crítica.
Este panorama da cuenta de que no hay un interés de generar acciones concretas. Al respecto, Díaz reflexiona: “El plan estratégico dice generalidades sin aclarar mucho las acciones, pero sí indica una orientación que uno la ve con las acciones que se vienen llevando a cabo, con lo que pasó con las políticas del gobierno anterior que debían ser ejecutada y en función de esto, todo coincide en que es una reconfiguración del Estado en ciencia y tecnología en términos de motosierra”. Por último, con respecto al trabajo de las investigadoras e investigadores concluye: “Nunca fue fácil pero nunca fue tan hostil.”


