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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

2025 Año Internacional de las Cooperativas: ¿y qué pasó en Argentina?

Sin respaldo oficial, muchas empresas cooperativas luchan por subsistir mientras redoblan sus esfuerzos para producir bienes y servicios. Los casos de Farmacoop, La Litoraleña, Qué Fuega y Lawen.
Trabajo textil en la cooperativa Qué Fuega, de Ituzaingó.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha declarado al año 2025 como el Año Internacional de las Cooperativas, con el lema “Las cooperativas construyen un mundo mejor”, lo cual reafirma la relevancia global de este modelo como una solución probada para un desarrollo más justo, equitativo y sostenible. El cooperativismo es un actor clave para construir un futuro más justo y resiliente en Argentina.

Según la legislación nacional las cooperativas son entidades fundadas en el esfuerzo propio y la ayuda mutua para organizar y prestar servicios.​ La sociedad cooperativa es una asociación en un sentido amplio que no tiene fines de lucro.​ En el país, en medio de la inestabilidad económica y los desafíos sociales, las cooperativas se erigen como un modelo de gestión basado en la solidaridad, demostrando la posibilidad de sostener el trabajo genuino y la producción.

Muchas de ellas nacen de la recuperación de empresas en crisis o en quiebra. La Cooperativa de Trabajo La Litoraleña Ltda, ubicada en Chacarita, CABA. Una productora de tapas de alimentos surgió luego de un vaciamiento y una gran deuda generada por el antiguo dueño. Tras una lucha gremial en 2015, los trabajadores optaron por la autogestión para conservar sus fuentes laborales.

Fabian Pierucci, trabajador de la cooperativa, afirma que “la gestión está basada en dos objetivos fundamentales que se votaron en la primera asamblea de la Cooperativa. La producción de las tapas de empanadas de mayor calidad y el cuidado de los integrantes de la cooperativa y la comunidad”.

Farmacoop, radicada en Villa Luro, CABA, se originó a partir de la recuperación de los laboratorios Roux Ocefa por parte de sus trabajadores en 2019 y lleva consigo el título de ser el primer laboratorio recuperado del mundo. Emanuel Stoleman, miembro de la comisión directiva y tesorero dice: “Significa mucho para nosotros, el orgullo y la muestra de la capacidad de los trabajadores está latente todos los días que venimos a trabajar”.

Si bien, de momento, no producen medicamentos (solo cosméticos) cumple un rol fundamental para crear puestos de trabajo y consumo nacional. Emanuel resalta que “Farmacoop es un gran ejemplo, la importancia que le damos a nuestros compañeros y compañeras en el contexto laboral es primordial, nos somos un número más como en cualquier otro trabajo, somos trabajadores que trabajamos para vivir y no vivir para trabajar”.

El modelo cooperativo no solo se enfoca en lo laboral, sino también en el impacto social y la inclusión. La cooperativa textil Qué Fuega, asentada en el partido de Ituzaingó, nació el año 2021 en plena pandemia para ofrecer una salida a mujeres trans que quedaron marginadas y cuyo único laburo era la calle debido a prejuicios sociales.

No solo hacen una labor textil, realizan talleres gratuitos, de costura, para mujeres que han sufrido violencia de género, ofreciéndoles una salida laboral. También dan charlas en colegios, para educar sobre el cooperativismo y las realidades de la comunidad trans. Natasha González, integrante de la cooperativa, cuenta que “lo primero que nos impulsó es que nos invitaron a un colegio de secundaria para hacer una charla de lo que es el cooperativismo”.

En este mismo sentido, la cooperativa Lawen de salud holística, de Moreno, se dedica a actividades de salud y bienestar, incluyendo charlas, clases de yoga y cursos de investigación holística, sosteniéndose con sus socios. Marcela López, presidenta de la cooperativa, comenta: “El rol fundamental es de nexo entre la comunidad y el estado. Tenemos el rol de dar respuesta a la comunidad. Con la crisis las personas más que nunca buscan estos espacios, son trincheras”.

López se enfrenta también a los prejuicios hacia la medicina tradicional por eso afirma que “siempre hubo resistencia, por el enorme negocio de los laboratorios. La salud holística no significa dejar el médico y tratamientos, se utiliza de complemento. Se trata a la gente como un todo, la mente y cuerpo, que manifiestan síntomas no causas”.

Las cooperativas enfrentan un contexto económico muy agresivo. Pierucci, de la Litoraleña, dice: “Estamos a merced de las políticas públicas de contracción de demanda popular y eso nos afecta, al igual que la inestabilidad de precios y cambios importantes de precios relativos e incertidumbre económica. Estos diez años de cooperativa fueron de contextos muy agresivos”.

Los principales desafíos son la lucha constante contra la burocracia judicial y la falta de apoyo estatal. Stoleman, de Farmacoop, comenta: “La situación actual de Farmacoop se puede decir que es regular, estamos teniendo bastantes clientes. Cuesta como toda empresa, pero le estamos dando lucha como siempre, más en este contexto actual que no hay ayuda de nada y los servicios son bastantes caros para mantener una planta productiva enorme y 32 familias”.

González, por su parte, desde Qué Fuega, narra que “la cooperativa tiene como futuro legalizarla, ponerla en blanco, porque todavía no tenemos personería jurídica y no la hemos tratado de hacer todavía, porque con este gobierno yo sé que va a ser difícil y corremos riesgo de perderla”. Fabian agrega: “Estamos trabajando para superar la etapa legal de la quiebra judicial y que la justicia entienda la importancia de sostener los puestos de trabajo genuinos y una fábrica de alimentos en funcionamiento”.

Sin embargo, la visión es optimista porque las cooperativas “son el futuro de la gestión solidaria y democrática de los bienes de producción y consumo”, expresa Fabián. Como medidas para fortalecer al sector, se pide contar con políticas públicas que fomenten la industria nacional, el consumo de productos cooperativos y el acceso a créditos.

Se puede apoyar a las cooperativas mediante el consumo responsable, eligiendo sus productos. Acercarse, asociarse en caso de la cooperativa Lawen, llevar residuos de tela para hacer prendas e indumentarias, en Qué Fuega. Además, Emanuel afirma: “El mejor apoyo hacia la cooperativa es hablar sobre ella, de la historia sobre la lucha de sus trabajadoras y trabajadores”.

En un contexto agresivo, el modelo cooperativo se erige como una resistencia, donde la ayuda y el trabajo por el bien común reemplazan la lógica del capital. Desde fábricas recuperadas hasta colectivos por la inclusión. Fabian sentencia: “Las cooperativas tienen la importancia de sostener en la sociedad la filosofía de la solidaridad y la ayuda mutua por encima del egoísmo e individualismo de la gestión del capital”.

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