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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Tiburones argentinos: una investigación científica en dos etapas

La Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC), junto a diferentes organizaciones como Mar Azul Uruguayo y AquaMarina, con el apoyo de Fundación Temaiken y Blue Marine, realizó una campaña para estudiar el tiburón gatopardo. La zona de Punta Rasa, cerca de San Clemente del Tuyú, fue la elegida para trabajar sobre los animales. Una segunda parte se hará en diciembre en la Patagonia. Hablan los protagonistas.
“El objetivo era marcar con archivos satelitales a las hembras adultas porque definimos que esa área es de parición y de cría de gatopardo”, contó Andrés Jaureguizar, investigador independiente de la CIC, director del proyecto e integrante del grupo Ecosistemas Costeros del Sudoeste Bonaerense de la Universidad Provincial del Sudoeste (UPSO).

Durante el mes de octubre, la provincia de Buenos Aires, específicamente  San Clemente del Tuyú, se convirtió en epicentro de una campaña científica de alto impacto orientada a la conservación de los grandes tiburones del Atlántico Sur. La Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC), junto a diferentes organizaciones, entre ellas Mar Azul Uruguayo y AquaMarina, con el apoyo de Fundación Temaiken y Blue Marine, impulsaron esta investigación.

El foco principal fue el tiburón gatopardo (Notorynchus Cepedianus), apuntando a comprender sus rutas migratorias y áreas críticas de cría. Este depredador cumple un papel esencial en el equilibrio del ecosistema marino templado del Atlántico Sur occidental. “El objetivo era marcar con archivos satelitales a las hembras adultas porque definimos que esa área es de parición y de cría de gatopardo”, contó Andrés Jaureguizar, investigador independiente de la CIC, director del proyecto e integrante del grupo Ecosistemas Costeros del Sudoeste Bonaerense de la Universidad Provincial del Sudoeste (UPSO). Además, afirmó que es la única área científicamente aprobada a nivel mundial  y por eso, su elección no fue casual.

Durante una semana de trabajo intensivo, el equipo logró marcar con dispositivos satelitales pop up a hembras adultas. “Encontramos hembras grandes, de entre 2,40 y 2,60 metros, algunas con embriones. Pudimos marcar varias y ahora debemos esperar entre seis y nueve meses a que las marcas se liberen y transmitan la información recolectada”, detalló Jaureguizar.

Los transmisores satelitales pop up almacenan datos de temperatura, profundidad, intensidad de luz y ubicación. Luego los dispositivos se desprenden de manera automática, emergen a la superficie y envían la información por satélite a los investigadores. Estos datos permitirán conocer con precisión las rutas migratorias y el uso del hábitat de las hembras adultas.

Desde el otro lado del Río de la Plata, la participación de la organización Mar Azul Uruguayo aportó una mirada regional. Andrés Milessi, director de la ONG y otro de los integrantes principales de esta iniciativa, remarcó la necesidad de trabajar de manera conjunta entre los países del Cono Sur. “Este tipo de investigaciones aportan conocimiento basado en ciencia, fundamental para comprender los movimientos de especies que pueden atravesar fronteras entre Argentina, Uruguay y Brasil. Por eso, es esencial generar estrategias de conservación regionales que permitan su protección a mediano y largo plazo”, explicó.

Milessi subrayó que la zona de Punta Rasa reúne en pocos kilómetros cuadrados adultos, subadultos, juveniles y crías recién nacidas, lo que la convierte en un sitio crítico para la supervivencia de la especie, y agregó que “la información recopilada será inédita y de enorme valor para la conservación”.

Además, el investigador destacó el papel de los pescadores artesanales y deportivos locales, que colaboraron brindando información y apoyo logístico cumpliendo un papel fundamental, ya que muchas veces son ellos quienes aportan sobre la presencia y comportamiento de los tiburones. “Sin su conocimiento no podríamos haber generado este estudio. Apostamos a un cambio de conciencia que permita transformar la pesca en una herramienta de ciencia ciudadana”, contó.

La captura y marcación de los tiburones requirió el uso de métodos adaptados a los estándares internacionales. Ignacio Bruno, coordinador de AquaMarina, explicó: “Usamos cañas de pesca convencionales con anzuelos circulares, que evitan daños internos y facilitan la liberación. Una vez capturado, el animal se sube con una camilla a bordo, se inmoviliza y se le realizan ecografías para determinar su madurez sexual o si está preñada. Luego se coloca el transmisor satelital y se lo devuelve rápidamente al agua”.

Bruno, nacido y criado en San Clemente, fue además uno de los encargados de velar por la seguridad de los animales y del equipo de investigación. “Hay mucha adrenalina en el proceso, pero cada maniobra se realiza con extremo cuidado y respeto por el bienestar del tiburón”, aseguró.

Más allá de la rigurosidad técnica, la campaña fue una experiencia humana y profesional profundamente significativa para sus protagonistas. “Trabajar con tiburones es un desafío en todo momento, desde el diseño del proyecto hasta el trabajo en el mar”, explicó Bruno. Por otra parte, relató que saber que estos tiburones paren tan cerca de la costa, y que la zona es única en el mundo, los llena de responsabilidad y orgullo.

La investigación también cuenta con una segunda etapa prevista para diciembre, que se desarrollará en la Patagonia, extendiendo la colaboración a nuevas regiones y especies. La campaña generó una amplia repercusión en medios locales, nacionales e internacionales. Bruno desarrolló que “hubo trabajo previo y durante la campaña en redes sociales, prensa y medios audiovisuales. Además, un equipo de documentalistas acompañó la expedición y está produciendo un mini documental sobre la experiencia, que se difundirá próximamente”.

El valor de este tipo de proyectos trasciende los resultados científicos, también fortalece la conciencia ambiental y la cooperación regional. Como Milessi resumió: “La ciencia puede y debe vincularse con la sociedad. Sólo involucrando a las comunidades costeras, a los pescadores y a las instituciones, podremos garantizar la conservación efectiva de estas especies emblemáticas”.

La campaña de investigación de la CIC en San Clemente del Tuyú, representa un modelo de trabajo interdisciplinario, donde investigadores, organizaciones y comunidades locales se unen en un objetivo común que es proteger a los grandes tiburones del Atlántico Sur y asegurar la salud de los ecosistemas marinos de la región. Los próximos meses serán cruciales ya que cuando los transmisores satelitales comiencen a enviar la información recabada, se abrirá una nueva etapa de análisis y descubrimiento. Aunque, lo que ya está claro es que esta experiencia marca un hito en la investigación marina Argentina.

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