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Graduada de Comunicación Social (UNM)

IA y el trabajo de los diseñadores: una señal de advertencia

¿Cómo afecta el avance de la Inteligencia Artificial en el mercado laboral? ¿Cómo lograr un uso más ético? Exploramos el caso de la industria del diseño y la ilustración en el avance del uso de la IA para la generación de imágenes con expertos en el área.
“Es importante desarrollar un pensamiento crítico y no naturalizar estas herramientas”, advierte Roberto De Rose, coordinador-vicedecano del Área de Diseño de la UNM.

Luego de la actualización del modelo multimodal GPT-4o que Open IA lanzó hacia fines de marzo, las redes sociales explotaron en un sin fin de imágenes de usuarios en estilo caricatura. Studio Ghibli, Los Simpsons o incluso muñecos coleccionables, la emoción fue tal que los mismos desarrolladores tuvieron que suspender temporalmente la función para cuentas gratuitas, debido a la alta demanda de la misma.

Sin embargo, en el sector del diseño y la ilustración, esta actualización fue recibida con opiniones ambivalentes. Roberto De Rose, diseñador industrial, coordinador-vicedecano del Área de Diseño en la Universidad Nacional de Moreno (UNM), sostiene que “es posible llegar a una degradación de los oficios y de las profesiones si no sabemos controlar el avance de la Inteligencia Artificial. Sin una visión crítica tanto del usuario como de quien la produce vamos a encontrarnos con un sector dominante y otro que acepta de forma pasiva”.

El desarrollo de las inteligencias artificiales viró hacia la masividad en el momento en que su usabilidad fue cada vez más intuitiva y no requiere de un conocimiento técnico para ser utilizada. Afirma De Rose que “Chat-GPT hoy en día podría crearte una imagen tan pulida como la creada por un diseñador. El diseñador le asigna un valor a su trabajo, teniendo en cuenta toda su formación y experiencia. Y es ahí donde el empresario, en un sentido economicista, preferiría usar la imagen creada por su sobrino, por ejemplo, aunque solo hizo la secundaria pero usa la computadora y resuelve”.

Mikaela Victoria Savia es directora de la licenciatura en Diseño de Indumentaria en la Universidad de Morón y docente de la UNM. Ella se dedicó a explorar la inteligencia artificial como una herramienta dentro de su carrera y afirma: “Yo todavía tengo sentimientos encontrados. Porque me pasa que todo el tiempo me están interpelando estas cuestiones. Particularmente no me pareció ético lo que pasó con la tendencia de imágenes en estilo Studio Ghibli. Pero, quizás un usuario llegó a conocer las películas por esta moda y conectó con el estudio desde ahí”.

¿Actualización inminente o desempleo?

Micaela Wainstein de 23 años es estudiante avanzada de Diseño Gráfico en la Universidad de Buenos Aires e ilustradora. En 2022 empezó a trabajar para una empresa en el área de ilustración y relata que “en 2023 el CEO de la empresa incorporó un programa que se llama Midjourney, de generación de imágenes. Él estaba maravillado, como si hubiese encontrado la solución a todos sus problemas, mientras mis compañeros y yo arreglábamos los errores de esas imágenes que él pedía. Al final tardábamos el doble de tiempo en un solo proyecto”.

Lo que parecía una herramienta de trabajo más, pronto se convirtió en una competidora. “Nuestro jefe empezó a delegar los trabajos tanto a Midjourney (nota de la r: un programa de IA para crear imágenes) como al departamento de Diseño Gráfico. Éramos seis personas  en el departamento de arte, y para el momento que me fui de la empresa quedaron solo dos. Y me tuve que dar por despedida en ese trabajo porque no me asignaban tareas, por lo que estuve seis meses sin cobrar, pero también sin ningún aviso de que no trabajaba más ahí”, cuenta Micaela.

El mercado laboral va incorporando y exigiendo el uso de estas tecnologías como una habilidad tanto deseable como excluyente. Martín Gendler, doctor en Ciencias Sociales y sociólogo, investiga en la Universidad Nacional de José C. Paz qué habilidades tecno sociales o digitales se están demandando en el mercado laboral. “Nos dimos cuenta que hasta 2022, inicios del 2023, se pedía mayormente habilidades clásicas de computación, como paquete Office o en trabajos más específicos algún software puntual”, referencia Gendler.

“Desde 2023-2024, empezamos a ver que aparece, lentamente pero firme, el requerimiento explícito del uso de este tipo de desarrollos de inteligencia artificial y en una enorme variedad de trabajos: ilustración, contabilidad, logística o hasta para trabajar en una farmacia”, afirma Gendler. “El problema, creo yo, es que todavía hay mucho discurso tecno optimista que piensa desde el lado empleador que con una persona que sepa usar IA se ahorrás cuatro sueldos. Y el problema es que los modelos actuales no son perfectos porque funcionan por probabilística. La IA puede fallar”.

El crecimiento de la Inteligencia Artificial: ¿Qué desafíos presenta?

La incorporación de la inteligencia artificial en la generación de imágenes es algo que está en desarrollo desde el 2014. Sin embargo, la pandemia potenció este proceso de forma exponencial. Según afirma Gendler “la primera versión del GPT de OpenAI es de 2018 y se estaba proyectando que puedan generar lo que hoy en día tenemos más o menos para 2028. Sin embargo, el primer año de la pandemia generó tal salto en cantidad de datos que fueron utilizados para entrenar estos modelos” los cuales crecieron a pasos agigantados.

Desde las búsquedas de Google, los textos que nos detenemos a leer más tiempo y aquellos que pasamos de largo, conversaciones que graba el micrófono de nuestro celular cuando no nos damos cuenta y hasta los propios memes que compartimos en las redes sociales. La pandemia fue el momento bisagra para el Big Data: una masividad de datos que es utilizada para entrenar las redes neuronales de la Iteligencia Artificial que creará lo que le pidan los usuarios en base a los patrones que fue aprendiendo.

Sin embargo, los avances tecnológicos marchan adelantados a las legislaciones. Según Savia “lo que ocurre con la Inteligencia Artificial no se diferencia mucho a lo que ocurre con las redes sociales. A nivel legislación en Argentina la única protección de datos que encontramos es contra la integridad sexual de una persona, pero no se ubica el foco en la protección de datos personales como estamos discutiendo ahora. Menos hablar de derecho de autor”.

Para Micaela Wainstein, el panorama de la ilustración se podría ver perjudicado por la falta de regulación de la Inteligencia Artificial: “Las empresas agarran imágenes que están en su base de datos y las usan para alimentarla. Las que ya están, las que posteaste, las que vas a postear porque si no no podes usar la aplicación tampoco. Entonces, ahí ya para empezar hay una falta de consentimiento, una falta de regulación”.

De Rose profundiza en los vacíos legales que tiene la Inteligencia Artificial: otro aspecto de su falta de regulación. “La carga de imágenes se está transformando en un mercado esclavo. Hay personas que se dedican a cargar imágenes en inteligencia artificial y por eso reciben algún tipo de comisión que es insignificante con relación al beneficio que producen para la industria: un beneficio de miles y miles de millones de dólares en lo que es el negocio de la IA. Ahí se está marcando justamente el desbalance”, sentencia De Rose.

Resistencias y reflexiones ante lo inevitable

Surge la pregunta natural: ¿cuál sería el escenario ideal para que el uso de la inteligencia artificial no perjudique a los diseñadores y artistas? “Una IA regularizada se alimentaría por imágenes de artistas que consintieron explícitamente su uso y que, a cambio, esos artistas serían remunerados vía regalías cada vez que su imagen se utiliza como referencia en una creación”, afirma Micaela Wainstein. Esta forma de remuneración ya se aplica en plataformas de imágenes de stock como Shutterstock o en los distintos softwares de Adobe Inc.

Mientras, la formación de los futuros diseñadores y artistas busca adaptarse al avance tecnológico con una mirada crítica. Savia establece que “no hay vuelta atrás con la IA. Es nuestro deber como profesionales acompañar a los estudiantes desde el inicio al uso responsable”.  También propone la importancia en la capacitación: tanto de los profesores en conocer estas herramientas y luego de los profesores hacia los alumnos para encarar los próximos trabajos que pueden llegar a realizar.

Y aunque el avance tecnológico sea irrefrenable, la reflexión y el toque humano tienen que permanecer. “Si bien la IA puede colaborar, no podemos dejar atrás la angustia y el disfrute de la creación. Es importante desarrollar un pensamiento crítico y no naturalizar estas herramientas”, afirma De Rose: “La revolución industrial fue un precedente en demostrar las atrocidades a las que se puede llegar por el máximo beneficio económico, como el trabajo esclavo infantil. No podemos dejar que la historia se repita y nos lleve por delante”.

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