“Hace 28 años que trabajo en este puesto, tuve que ir adaptándome a los cambios. Ahora lo que más se vende son colecciones, ya no viene la revista sola, sino que trae alguna cosa que llame la atención como un autito o un libro”, mencionó Alfredo, diariero de Ituzaingó.
Hasta hace alrededor de 15 o 20 años, antes de la masividad digital, la búsqueda de información era un ritual casi sagrado. Las personas solían comprar el diario matutino o sintonizar los noticieros de televisión o radio. La información provenía de diversas fuentes, cada una ofreciendo una perspectiva única y complementaria. Pero en la actualidad, en medio de la sobrecarga informativa y la inmediatez de las redes sociales, ocurre algo paradójico: la lectura de noticias ha caído.
“En la actualidad se lee distinto, ahora es todo rápido. Un celular, un toque y listo. No hay una lectura profunda de las cosas. La venta de diarios y revistas antes era más común, había mucho más para comprar, tenías clasificados, deportes, artesanías. Lo tenías que leer en papel y había revistas especializadas de cada tema, ahora todo está digitalizado”, dijo Alfredo.
Según un informe del Digital New Report, en Argentina el interés por las noticias ha caído 32 puntos desde 2017, y hasta un 45% de los argentinos las evitan. Esto puede deberse a la desconfianza en los medios y la sobrecarga de información que presentan las nuevas tecnologías.
“Hay estudios en Argentina sobre pérdida de confianza y aversión a las noticias que ubican al país como uno de los que más sufre estos fenómenos en la región. Eso aparentemente ha ido en crecimiento, pero no generalizaría e inclusive creo que pueden ser tendencias que pueden cambiar de un tiempo a otro”, explicó Bruno Massare, presidente de la Red Argentina de Periodismo Científico y docente de la Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Moreno.
La revolución digital trajo consigo una avalancha de contenido accesible en cualquier momento y lugar. Sin embargo, esta abundancia ha saturado a los consumidores, llevándolos a evitar las noticias. En vez de estar mejor informados, muchos se sienten abrumados y desconfían de la veracidad de lo que leen. Este fenómeno refleja un cambio profundo en los hábitos de consumo de información y plantea preguntas cruciales sobre el futuro del periodismo.
Massare explicó que “muchas personas pasaron a informarse a través de las redes en lugar de hacerlo a través de los medios de comunicación tradicionales, ya sea en sus versiones analógicas o digitales. Eso supone una fuerte transformación en el rol de intermediación de los medios comunicación y en la forma en que se consumen las noticias”. Además, consideró: “La inmediatez no está reñida con la calidad, pero obviamente, si se espera a chequear correctamente una información, se buscan más fuentes y se trabaja más en un contenido informativo, va a ser mejor. Pero como las redes posibilitan dar a conocer algo casi inmediatamente para muchas personas, los medios tienen que trabajar con esa lógica también”.
Las redes sociales han transformado el panorama de las noticias, que ahora son instantáneas y compartidas en tiempo real por millones de usuarios. Esta inmediatez y accesibilidad han llevado a un consumo más fragmentado y superficial de la información. Los usuarios tienden a informarse de forma esporádica, con fragmentos breves en lugar de leer artículos completos.
Horacio Cecchi, periodista y cronista de Página/12, mencionó: “La tendencia es a consumir noticias en línea, como una serie inagotable de información a la que se puede acceder en cualquier momento. Esto no necesariamente significa un progreso. Al contrario, la información en línea, reducida al tamaño de un celular y urgente porque debe ser reemplazada por otra, sin importar su jerarquización, parece tener toda la misma importancia. Esto empobrece las alternativas informativas de que dispone la sociedad, mostrando la otra cara de la digitalización.”
Asimismo, agregó que la inmediatez de la información digital genera un impacto profundamente negativo, y lo reduce a la categoría de desinformación. “El propio dispositivo es el que condiciona: no es cómodo para leer, entonces tienen que ser más breves. El dispositivo también favorece lo audiovisual y el audio, que es más fácil de consumir en los móviles”, mencionó, por su parte, Massare.
Al mismo tiempo, los algoritmos de las redes sociales personalizan el contenido, mostrándonos noticias basadas en preferencias y comportamientos pasados. “Las noticias personalizadas tienden a reforzar creencias y modos de pensar, con lo que tienden a generar burbujas informativas, un concepto sobre el que han trabajado diversos autores. Eso tiene sin dudas un impacto de polarización en la opinión pública, porque las personas se podrían encontrar cada vez menos con opiniones que cuestionan lo que piensan”, explicó Massare.
¿Cómo se han adaptado los medios de comunicación argentinos a la era digital?
“En términos generales creo que la adaptación tuvo que ver con la dimensión del medio. A mayor poder del medio, la adaptación resultó más conveniente porque facilita a la empresa la relación entre costos, despliegue de información, sueldos del personal y gastos operativos diversos. La digitalización terminó siendo una imposición al sistema de funcionamiento de los medios, conveniente para los grandes medios y muy dificultosa para los pequeños, que debieron adaptar y renovar sus sistemas de funcionamiento con mucha más lentitud que lo que exige la competencia”, comentó Cecchi.
Y añadió: “A su vez, la digitalización independiza la información del costo del papel (Papel Prensa mantiene el monopolio en manos de La Nación y Clarín) y también a la radio, ya que poco a poco el acceso de los oyentes se va procesando a través de otros canales distintos a la radio tradicional (que requiere de antenas y registro de ondas). Incluso algunos programas que antes eran imposibles de realizar porque requerían costosos estudios y equipos de televisión, ahora se pueden hacer con una computadora y una pequeña cámara”-
Por su parte, Massare contó que los medios se adaptaron a la digitalización a través de la prueba y error. “Primero copiando sus medios en versiones digitales, posteriormente tratando de tener estrategias más eficientes para aprovechar la atracción de los usuarios por parte de las redes sociales. Pero como eso también cambió, ahora tienen estrategias mixtas y tratan de generar comunidad y muros de pago para poder sostener un modelo de negocio en crisis.”
El periodismo independiente también ha tenido un rol fundamental dentro del mundo digital. “El periodismo independiente siempre fue clave para suministrar información alternativa a la sociedad. En la actualidad cumple la misma función. A mayor independencia del periodismo, mayores alternativas tiene la sociedad para informarse”, comentó Cecchi.
“Su rol es vital, como siempre lo ha sido, porque estamos en medio de una combinación de transformaciones para el periodismo: desde lo tecnológico hasta cambios en el consumo de noticias y en el consumo cultural, todo fuertemente sesgado por el manejo algorítmico de los contenidos y las relaciones entre usuarios por parte de las redes. A esto se suma la facilidad con la que se viralizan las noticias, tanto verdaderas como falsas. En este escenario, que puede poner en peligro hasta el propio sistema democrático, el periodismo independiente y riguroso es una herramienta fundamental para la democracia y para el derecho a la información de las personas”, concluyó Massare.