Nuestro derecho, nuestro lugar, nuestro futuro…

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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

“Apuntamos a que nuestros productos sean una pieza única”

Nicolás Mendizábal (en la foto, a la izquierda) es uno de los creadores de la marca de zapatos e indumentaria Justicialistas. Desde Córdoba plantean un proyecto productivo que dice defender la industria nacional, el trabajo formalizado de sus proveedores y la apelación a símbolos del peronismo.

Los modelos de Justicialistas llevan nombres como Marechal Vulcanizado, Duarte y Uturuncos, entre otros.

Justicialistas tiene menos de diez años y está consolidada. Vende por Internet a usuarios de todo el país y están trabajando en nuevos proyectos, como es la fabricación de jeans. Es una empresa exitosa hija de la desindustrialización, durante el gobierno de Macri, y del cierre de los pequeños talleres de Córdoba.

 Uno de los fundadores, Nicolás Mendizábal, se atreve a revisar la marca. La identidad de Justicialista, no se puede explicar por su militancia ni mucho menos desde definiciones políticas, ya que la excede. Esta personalidad está constituida por su historia, por su geografía, por una época precisa, entre otras.

¿Cómo empezaron con su marca Justicialistas?

La marca empezó allá por 2016, arrancamos con Germán Bolatti, mi socio, y cuñado. Nosotros no venimos del palo del calzado, trabajamos de otra cosa, en relación de dependencia en fábricas antes de empezar con Justicialistas. El proyecto arrancó un poco por la militancia que teníamos en ese momento, y un poco porque se empezaron a sentir las primeras medidas del gobierno de Macri. Para nosotros se sintieron fuertes, en lo personal y en lo económico. Nosotros somos cordobeses y eso también juega un papel clave en nuestra historia. Históricamente, Córdoba tiene mucha industria del rubro del calzado, muchos talleres proveedores de otras industrias. En el caso nuestro pudimos articular con ellos para crear una marca de zapatos.

Durante la crisis macrista, que para los pequeños talleres fue dura, cerraron muchas fábricas. El espacio que laburaba el padre de un amigo se vio obligado a cerrar, y le empiezan a pagar con máquinas. Entonces nos largamos y empezamos a hacer zapatos para la militancia de forma muy artesanal. Pensamos en producir para los compañeros cercanos que ya nos conocían, pero en baja escala.

 En ese momento imaginábamos que iba a ser una” remake” del 2001, pensábamos en una economía horizontal, similar a lo que fue el trueque. En una lógica más comunitaria y también de supervivencia, basándonos en la historia de nuestro país. Por eso, como estrategia pensamos en los círculos más cercanos, más allá de la parte de la ideología, los compañeros fueron importante como primeros clientes y para el desarrollo de la marca. De esta manera el proyecto se fue corriendo de boca en boca, y así empezamos a tener los primeros encargos.

Fue en ese inicio que decidimos ponerle “Justicialistas” a la marca. Porque representaba todo lo que teníamos en mente y lo que estábamos haciendo. Queríamos apelar al usuario final, a cualquiera que compre el producto. Siempre desde la defensa de la industria nacional. 

¿La elección del nombre fue para impactar en el nicho militante o persuadir políticamente? 

Fueron una sumatoria de cosas. La verdad que no sé decirte cuál fue la primera. Surgió en una conversación con Germán este tema, una conversación íntima entre nosotros.

Por un lado, somos de Córdoba, eso creo que es importante. Porque nuestra provincia siempre fue muy industrial y nos pega de cerca. Por ejemplo, mi abuelo era el gerente de Renault cuando salió el Torino, imaginate. Además, mis tíos, primos y sobrinos también trabajan en industrias, toda mi familia. Mi viejo estaba en la fábrica militar de aviones cuando sacaron La Puma. Todo lo que es Chrysler, IAME, son todos familiares.

No sé si ve desde Buenos Aires, pero acá los amigos fijos, con los que jugamos al fútbol, los del barrio, los de la zona, trabajan en las automotrices. La mayoría de los chicos trabajan en Volkswagen o Renault, industria pesada. Hay muchos que trabajan talleres o en los satélites de ellas. Entonces hay un valor cultural por la industria nacional, es algo que se compartía en las sobremesas de todos los domingos, es algo cotidiano. Por suerte, de alguna manera, fuimos criados un poco con ese amor e identificación con la industrial nacional.

Por otro lado, desde el punto de vista de mis convicciones y de mi militancia, este proyecto representa una revancha moral. Porque eran los tiempos del “no vuelven más” y de los” bolsos de López”, nos pegaban por todos lados. Y nosotros con esto podíamos, a nuestra escala, salir a responder.

Y, por último, al ser los dos trabajadores en relación de dependencia y sin tanto capital, no teníamos muchas opciones de publicidad. El rubro del calzado requiere muchas veces que muevas muchos volúmenes y teníamos que invertir, no había plata para campañas. Por eso creo que buscamos una identidad tan fuerte. Entonces Justicialistas resumió toda esa idea que nosotros teníamos, de defensa de lo nuestro y de una revancha moral. Pero también de defensa del trabajo local. Fue así que nos cerró de todos lados el nombre. Sin pensar en ningún momento en algún estudio de mercado o algo parecido. Creo que no le dimos tantas vueltas en ese momento, pero fue una síntesis mirando desde la distancia.

Sus modelos de calzados llevan nombres de figuras políticas, ¿se puede despertar conciencia política desde ahí?

Tiene que ver en cómo nos paramos en la ancha avenida del peronismo, es decir, en cómo lo interpretamos. El peronismo que a nosotros nos representa tiene que ver con el peronismo de Jauretche, de Rodolfo Walsh y de Evita, por ejemplo. Es una invitación a profundizar en esos pensadores, a generar intriga.

Desde la marca apuntamos a que nuestros productos también sean una pieza única. Es como cuando ves un Torino en la calle y le das el valor distinto, como sagrado, eso queremos transmitir también con nuestro calzado. Queremos que un futuro los zapatos Justicialistas se recuerden de esa manera. Obviamente no sabemos si eso va a pasar, pero es una motivación que se traslada a la marca, esta idea está detrás de muchas de nuestras decisiones.

Lo de “lo único” nos mueve mucho. Hay algo que para mí vale mucho, una anécdota. Mi hermano, hace bastante, me hizo un regalo de la época de la proscripción del peronismo, un dije, algo redondito chiquitito, que hacían los torneros con una técnica especial, que si lo colocas en la luz se refleja la sombra de Perón. Lo tenía muy pocas personas, es casi como una pieza de colección artesanal.

Por otro lado, por fuera de eso, recibimos muchos mensajes en redes donde nos dicen que no se sienten identificados con el peronismo. Pero que valoran y les gusta que tomemos posición. También nos manifiestan que valoran otras cosas, por ejemplo, que seamos un emprendimiento formalizado. Y que, además, sea un proyecto que tiene precios accesibles. Nosotros prestamos mucha atención a eso, queremos que los precios sean justos y que la mayoría pueda acceder a ellos. 

¿Se les valora su responsabilidad como empresa? ¿La forma de producir como “valor simbólico”?

Creemos que a la marca se le reconoce mucho lo del trabajo formalizado. Tanto la industria textil como la del calzado son industrias muy explotadoras y nosotros somos transparentes con nuestros proveedores. Una marca de zapatos no puede hacer toda su gama de productos, por eso nosotros buscamos proveedores estratégicos para hacer todo.

Las empresas con las que trabajamos tienen que tener a sus trabajadores en blanco y tienen que producir con materia prima de origen nacional. Nosotros comunicamos esto, sobre todo desde la página, en nuestra descripción lo decimos claramente. Y creemos que de esta manera interpelamos al cliente, que puede ser peronista o no, pero que valora la industria nacional.

Ustedes venden por internet, ¿qué importancia le dan al mundo digital?

Para nosotros aceleró muchísimo los tiempos. Si no hubiesen existido las redes sociales “Justicialistas” ahora estaría en otra instancia, porque dependeríamos más del boca en boca, y de la militancia que está más desarticulada que antes.

Desde que establecimos las ventas en internet, y con el empuje de las redes sociales, hemos crecido mucho. Tener una identidad bien formada y de nicho para nosotros fue una ventaja, porque pudimos movernos más rápido en las redes y así hacernos conocidos. Con muy pocos recursos hemos llegado a ser reconocidos en todo el país y salir de la frontera de Córdoba.

 Y eso tiene que ver con la posibilidad que te dan las redes sociales. Tener un producto atractivo, tener una historia que contar, una identidad marcada, te ayuda. En un principio pudimos juntar mucha gente peronista, ayudó mucho, pero después la comunidad se amplió. Entonces, con internet, no hacen falta los recursos de antes, como por ejemplo la marca Herencia de Kosiuko que invirtió millones en sus campañas publicitarias. Ahora con las redes sociales cualquiera puede acceder a promocionar su marca. En ese sentido a largo plazo todo el proceso nos juega a favor. En este momento vendemos solamente por internet y tenemos un contacto de ida y vuelta con los clientes que nos permite fortalecer la comunidad y la marca.

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