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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Una vida cada vez más digital: insomnio, problemas de atención y cambios cerebrales

Los dispositivos digitales y las redes sociales pueden, si se usan acotada y planificadamente, servir para fines educativos. Pero en la práctica, sobre todo en los menores de edad, generan riesgos de todo tipo. Opinan especialistas en diversas disciplinas.

“La relación excesiva con la tecnología altera las relaciones personales, de acuerdo a que el niño en el futuro puede desarrollar serias dificultades para generar vínculos con otros”, dice el psicólogo y docente universitario Sergio Mejail.

De acuerdo a los datos de la consultora Sortlist, Argentina ocupa el quinto lugar mundial en cuanto a tiempo diario que destina una persona al celular, con un promedio de 9 horas y 39 minutos al día. Esto se debe a que las redes sociales y las aplicaciones extienden el tiempo que los usuarios están con los dispositivos móviles.

María Luján Naury, neuropsicóloga e integrante del Departamento de Neuropsicología del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), afirma: “El uso excesivo de las tecnologías digitales afecta las funciones del cerebro y la neuroplasticidad de las personas”. Esto es: la capacidad que tiene el cerebro para cambiar y adaptarse a cualquier tipo de situación.

Una de las consecuencias que se da en el sistema nervioso, tal como explica la neuropsicóloga, es que genera nuevos “circuitos neuronales”, conexiones entre unas neuronas y otras, pero a su vez elimina otros circuitos que no se usan con tanta frecuencia. De esta manera, el procesamiento de la información por parte de los seres humanos se reemplaza constantemente, y al mismo tiempo perjudica las capacidades de aprendizaje y de memoria.

“Mayormente las personas se apoyan en la idea de que su memoria es externa, es decir, toda la información se encuentra almacenada en la computadora o en el teléfono. Por ejemplo, es muy común que sólo recuerdes de memoria el contacto de tus padres, y no el de tus amigos o conocidos”, opina Naury. Esto se debe a que el cerebro de los seres humanos guarda los datos que les parecen más necesarios a tener en cuenta en tales ocasiones.

En lo que tiene que ver con el multitasking, capacidad que tienen las personas de realizar diferentes actividades de forma simultánea, la integrante del Departamento de Neuropsicología de INECO asegura: “Es verdad que las personas son más capaces de cambiar de foco atencional a distintas cosas más ágilmente, pero hay un montón de estudios que afirman que esto conlleva a un bloqueo en la memoria de trabajo”. También se la conoce como memoria a corto plazo, ya que consiste en la capacidad limitada para retener información por periodos de tiempo cortos.

Por su parte, Andrés Rieznik, doctor en Física, neurocientífico y conductor del programa La Liga de la Ciencia en la Televisión Pública Argentina, enfatiza: “La memoria de una persona depende de que se disparen ciertos procesos bioquímicos y fisiológicos que creen nuevas sinapsis, nuevas conexiones entre las neuronas, para que pueda memorizar y aprender algo”. La atención es una condición fundamental para que se den dichos procesos, ya que sin ella el individuo no es capaz de memorizar y aprender.

Otro de los efectos, que produce la máxima exposición a los dispositivos tecnológicos, es que modifica el ritmo del sueño, ya que genera problemas de insomnio. En este sentido, cuando una persona se va a dormir y agarra el celular, el cerebro recibe dos acciones distintas. Por un lado, el mismo indica que debe irse a dormir porque la luz de la habitación está apagada; y por otro lado, activa a que el individuo siga despierto, debido a la iluminación que emana la pantalla del teléfono. Esto produce que los niveles de melatonina decrezcan cada vez que la persona perciba la luz, de manera que impida el sueño.

La melatonina es una hormona del cuerpo que producen los seres humanos cuando están por dormirse. El uso de las tecnologías también afecta la homeostasis, es decir, la regulación de la función de los órganos que se lleva a cabo durante el sueño. Por ejemplo, la coagulación de la sangre, la generación de señales nerviosas o los estrógenos.

Por otra parte, Sergio Mejail, licenciado en Psicología, docente de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), sostiene: “La mayoría de los celulares tienen una función que te dice cuánto tiempo estuviste frente a la pantalla, por lo que te aseguro que cualquiera de nosotros que mire eso, se horrorizaría porque estamos mucho más tiempo de lo que creemos”. El teléfono móvil ha capturado toda la atención del ser humano en distintos espacios, como el trabajo y el hogar.

Con respecto al campo de la educación, María Laura Sánchez, licenciada en Calidad de la Gestión de la Educación de la Universidad del Salvador (USAL) y docente de la Universidad Nacional de Moreno (UNM), resalta: “Las tecnologías son una herramienta enriquecedora para pensar las propuestas pedagógicas en un tiempo corto, con un uso responsable y planificado, ya que han cambiado los modos de conectarse y de comunicarse”.

El impacto del entorno digital en los niños

Uno de los mayores problemas que genera el uso de dispositivos tecnológicos en los niños, es el retraso del desarrollo del lenguaje. “Esto tiene que ver con la cuestión de que la mayoría de las mamás y de los papás pasan mucho tiempo conectados a la tecnología, por lo cual hace disminuir las interacciones sociales y los diálogos familiares con sus hijos”, sugiere Sánchez.

El estímulo intrafamiliar ayuda a que los chicos puedan ampliar su vocabulario y la comunicación hacia otras personas. En similar sentido, Mejail expone: “La relación excesiva con la tecnología altera las relaciones personales, de acuerdo a que el niño en el futuro puede desarrollar serias dificultades para generar vínculos con otros”.

“La estimulación excesiva a los dispositivos tecnológicos puede llevar a la liberación de la dopamina, y al mismo tiempo, puede afectar la regulación de la atención y la concentración, ya que se ven perjudicadas por los rápidos cambios visuales y auditivos que generan los estímulos de los juegos y los videos a través de las pantallas”, explica Naury. La dopamina es un neurotransmisor que se encarga de la toma de decisiones y participa en múltiples funciones del cerebro, como el aprendizaje, el estado de ánimo y la actividad motora.

Otro de los factores que se ve perjudicado por la irrupción de dispositivos móviles, es la capacidad de la tolerancia a la frustración, ya que los mismos generan en el niño una gratificación instantánea cuando pasan de nivel o ganan un videojuego. “A lo largo del desarrollo es muy importante tener habilidades, como la concentración y la resolución de problemas, para llevar a cabo el aprendizaje”, opina la neuropsicóloga.

La relación de los adolescentes con las nuevas maneras de comunicarse

“El cerebro de los adolescentes está un poco vulnerable al uso de las redes sociales, mediadas por los dispositivos móviles, ya que pueden presentar depresión u otros problemas de salud mental”, destaca, por su parte, Rieznik. Las redes sociales deben ser utilizadas con cuidado y responsabilidad para que no se vuelvan en algo patológico y afecten la vida cotidiana.

Siguiendo en línea con lo anterior, Mejail expresa: “La cantidad de seguidores y los ‘me gusta’ determinan el autoestima y el estado emocional de los jóvenes, de acuerdo a que siempre van a depender de un contexto externo y nunca se van a sentir bien consigo mismos”.

Otro de los efectos es la hiperestimulación, es decir, la sobrecarga de estímulos más fuertes e intensos para que los adolescentes sean motivados a consumir cualquier tipo de información, y también aprender y conocer cosas nuevas. Este fenómeno causa que los mismos posean menos capacidad de concentrarse para leer y que su creatividad se anule en algunos momentos. A su vez, afecta la toma de decisiones y la regulación emocional.

En relación a la creatividad, el doctor en Física remarca: “Las personas más creativas son aquellas que han estudiado y han dedicado más tiempo al objeto de estudio por el cual los hace buenos en ello. Por ejemplo, yo no puedo ser creativo en el arte o en la pintura, si nunca pinte”. La misma es el fruto de mucha preparación y de la inspiración, de acuerdo a que no solamente está relacionado a la aparición de ideas en “momentos inesperados”.

Por su parte, Naury dice: “La adicción a las redes sociales, como TikTok, son fuentes sumamente dopaminérgicas, es decir, activan la dopamina de los jóvenes. De esta manera, se vuelven muy dependientes a sus dispositivos digitales y esto puede afectar a su capacidad de conectarse, de lo que están haciendo digitalmente y de participar de actividades que se encuentran fuera de la pantalla”. Esta adicción digital puede interferir también en las responsabilidades diarias y el desarrollo de habilidades importantes.

Otra de las consecuencias del impacto de las tecnologías, tal como explica Mejail, es el ciberbullying, aquel acoso mediado por los dispositivos tecnológicos. Esto puede generar que algunos adolescentes recurran al suicidio ante estas conductas agresivas, que reciben a través de las redes sociales por parte de compañeros de la escuela.

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