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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Chicos y pantallas: una dependencia cada vez más negativa

Desde problemas de visión hasta pérdida de la concentración, sedentarismo e irritabilidad, son algunas de las consecuencias que el uso excesivo de computadoras, notebooks, tablets y celulares provoca en niñas y niños. ¿Qué hacer para regular ese consumo antes de que sea tarde?

Sin supervisión del adulto y sin control externo, los niños pueden pasar, tal vez, el día entero frente a una pantalla, advierte la licenciada en Psicopedagogía Guillermina Ferrá.

El uso de las nuevas tecnologías en materia digital se volvió una práctica totalmente común para los niños y genera cambios en la manera de relacionarse y de entretenerse. Actualmente hay contenidos que son exclusivos para los más pequeños como juegos, videos y música. Sin embargo, a pesar del atractivo que pueden tener los dispositivos para los más chicos, existen riesgos que apuntan a su salud y a su desarrollo.

Para Sabrina Corvini, psicoanalista de niños, adolescentes y adultos, es importante entender que el problema no está en el aparato tecnológico sino en el uso que se le da. Ella hace referencia a dos factores importantes: el primero es la cantidad de tiempo, ya que todos necesitan una rutina, tanto los adultos como los pequeños. En este último caso, el límite tiene que ser dado por parte de un mayor porque el niño no se va a autolimitar solo. El segundo es el contenido al que tiene acceso, puesto que un chico no debe acceder libremente a cualquier cosa, en estos casos también tiene que haber una regulación por parte de los padres o tutores.

Siguiendo esta línea, Guillermina Ferrá, licenciada en Psicopedagogía y especializada en Neuropsicología Infantil del aprendizaje, explica que sin supervisión del adulto y sin control externo, los niños pueden pasar, tal vez, el día entero frente a una pantalla. Eso no significa que tengan una conducta adictiva pero sí que todavía no tienen la capacidad psicológica ni biológica de autorregulación. Para que los chicos puedan tener un buen dominio del uso necesitan que ciertas áreas del cerebro estén desarrolladas. Según Ferrá, “antes de los 6 años les cuesta mucho regular la cantidad de tecnología que consumen, como  también les cuesta controlar cuántas golosinas comen”.

Miopía, sedentarismo, obesidad y pérdida de atención

Silvia Talfumera, doctora especialista en Pediatría, asegura que “el uso excesivo, dependiendo de la edad, es nocivo; se asocia con trastornos del sueño, sedentarismo, obesidad, problemas visuales, contracturas musculares, ansiedad y sobre todo afecta el desarrollo cognitivo”. La profesional agrega que se desvirtúa el vínculo afectivo con los demás y que el desarrollo cerebral del chico depende en parte de las experiencias que viven; entonces al haber una desconexión de la realidad con el uso en exceso, las consecuencias se vuelven absolutamente perjudiciales.

Por su parte, para Laura Bortman, médica oftalmóloga especializada en niños, el daño visual más frecuente que se genera por el uso de pantallas de manera prolongada, es el desarrollo y progresión de miopía. “No es que sea la única causa y hay chicos que pueden estar expuestos a pantallas y pueden no desarrollarla, pero se ha observado un aumento en la incidencia con el uso de los dispositivos móviles”, comenta la especialista. Además, explica que otra de las consecuencias es la sequedad en los ojos debido a que por la exposición constante se disminuye la frecuencia de parpadeo.

Según Marianela Exner, licenciada en Psicopedagogía, el desarrollo del lenguaje se logra codificando y decodificando los gestos, miradas, ritmos, sonidos y palabras. Los niños aprenden mucho a través de la observación, la irritación e interacción con las personas que los rodean, por eso los dispositivos digitales limitan estas oportunidades de aprendizaje y desarrollo. Asimismo, pueden crear conductas desafiantes por no querer, o no poder, dejar su uso y no aceptar los límites; y, a su vez, se observan afecciones en la cuestión atencional, ya que en lo digital es constante el estímulo que se recibe, por lo cual, luego pueden manifestar desafíos para poder regular su conducta y atención.

En casos donde el niño está más en contacto con los dispositivos que con sus pares, trae como consecuencia que el vínculo con el otro se complique. Corvini explica que puede afectar a su personalidad, ya que estar en constante permanencia con un dispositivo digital puede llegar a generar irritabilidad, estado de inquietud, nerviosismo y de alerta debido a que está esperando ese estímulo que le resulta agradable, pero que en realidad lo aísla en el lazo con un otro. “No permite vincularse porque genera que esté pendiente de una pantalla en vez de estar jugando, dibujando o charlando con otro, el diálogo genera otra cosa”, concluye la profesional.

Por otro lado, Mailén Segura, licenciada en Psicología, menciona que el uso de pantallas de manera excesiva desde temprana edad puede afectar en algún punto las emociones del niño. La especialista comenta que, al no haber un mayor que sepa regularlo, ya sea porque no puede o simplemente porque al adulto le conviene, todo lo que va a aprender será a través del juego o de los videos que estén en internet, llegando en muchos casos a generar sensación de soledad y frustración. “También de abandono en aquellos pequeños con padres que trabajan mucho y a ellos no les queda otra que estar con los videojuegos”, agrega la especialista.

De acuerdo a la médica oftalmóloga Laura Bortman, “se ha observado un aumento en la incidencia” de la miopía en chicos, por el uso de los dispositivos móviles.

Volver a jugar

Es muy importante que los niños sigan manteniendo vivas las ganas de querer jugar, solos o con un par, y así evitar que pasen todo el tiempo “prendidos” a las pantallas como método de entretenimiento. El juego no es únicamente una actividad para divertirse, sino que resulta muy saludable para su desarrollo.

Para la psicopedagoga Exner, el juego es el lenguaje de la infancia, es una actividad esencial que hace posible que las coordenadas de subjetivación se desplieguen. “Cuando hablo de juego me refiero a la interacción del jugar, no a alguna aplicación lúdica que mediatice”, especifica la profesional. También destaca la importancia del juego por su espontaneidad, porque apela a la creatividad y lo impredecible. Además, esta acción, junto con el movimiento, son esenciales para el desarrollo físico y motor de los niños pequeños. El tiempo excesivo frente a una pantalla puede reducir las oportunidades de juego activo y el desarrollo de habilidades motoras gruesas y finas importantes.

En este sentido, Verónica Viaño, psicopedagoga y asistente educacional, expresa: “La idea es que los niños quieran volver a jugar entre ellos, que logren reemplazar de alguna forma el tiempo que pasan de manera pasiva frente a un celular y que vuelvan a jugar como jugábamos antiguamente en un patio, en un lugar abierto con un par”. Además, relaciona otra cuestión relevante al respecto y es que cuando tienen todo servido desde lo que es una aplicación, se dificulta más la posibilidad de que tengan invención o creatividad para decir “¿a qué puedo jugar?”, sin que enseguida aparezca la palabra “aburrimiento”.

Consejos para regular el exceso de tiempo delante de pantallas

A raíz de las consecuencias que provoca la exposición constante a pantallas digitales, Viaño da una serie de recomendaciones útiles para prevenir y ayudar a que los daños no sigan aumentando:

  • Tiempos para el uso de pantallas: en los niños menores de 2 años se aconseja que no las usen, porque, hay que tener en cuenta que son los años en donde se está desarrollando todo lo que tiene que ver con su corteza cerebral, por lo cual afecta a su formación y hay incidencia directa en su cerebro. En cuanto a los niños que van entre los 2 a los 5 años sugiere que, como mucho, sea una hora por día y si es menos tiempo, mejor. En este caso se apunta no solo a la parte neuronal, sino que también a los comportamientos que tienen que ver con el sedentarismo.
  • Supervisión de un adulto: se aconseja que haya una presencia materna, paterna o de ambos que puedan hacer de intermediarios entre la pantalla y el niño. A su vez, comenzar a poner límites claros respecto a los horarios para ir reduciendo la cantidad de horas que el pequeño pasa frente a un dispositivo tecnológico. También es importante que el adulto responsable pueda mediar con la palabra explicándole que se terminó el tiempo y que se coordinará lo que estaba jugando o mirando para el día siguiente.
  • Darle argumentos al niño para que comprenda: es importante que el adulto a cargo le explique al niño el porqué de estos límites. Muchas veces se le saca el celular en forma de castigo, por si no quiere comer o no quiere hacer la tarea. En vez de que sea como una forma de penalización, que sea como un método de enseñanza, explicándole que no le hace bien tantas horas, que lo mejor es que pueda jugar con su familia, hermanos o amigos y no pasar tantas horas con el dispositivo.
  • Ayuda profesional: cuando el uso de pantallas ya está instaurado en los chicos, se hace bastante difícil limitar su uso. En situaciones así es necesario acudir a la ayuda de un profesional, en este caso, un psicólogo que pueda trabajar con el niño para poder hacer foco en la importancia de compartir con otro. Hay que tener en cuenta que si en el pequeño aparecen rasgos antisociales y de irritabilidad, con más razón es importante la presencia de un terapeuta.

El futuro ya llegó, hace rato

La psicopedagoga Ferrá, quién también es creadora de @Espacio.psicope, un proyecto en redes sociales dedicado al diálogo, aprendizaje e intercambio, considera: “Cada vez vamos a contar con mayor información sobre los efectos que tiene el uso de pantallas en la infancia, como así también las herramientas y estrategias para regular esto van a ser cada vez mayores”. Además, expresa que, actualmente, se cuenta con mucha más información sobre el tema y eso permite comprender y ser conscientes de los beneficios y las problemáticas que trae el uso de las pantallas.

Por otra parte, Viaño afirma que aún faltan más campañas de concientización masivas, ya que es muy difícil hoy poder explicarles a los papás las dificultades que provoca el abuso de exposición a tablets, celulares y demás artefactos de ese tipo. Ella considera que es importante que las personas que trabajan en educación y salud acompañen a las familias explicándoles por qué no es conveniente el uso excesivo de estas tecnologías.

Es cierto que estas son necesarias y que han tenido impactos muy positivos en la sociedad. Hoy en día hay descubrimientos científicos de gran relevancia y son gracias a los avances tecnológicos. Entonces, como ya se ha mencionado anteriormente, el problema en realidad radica en el mal uso de las mismas. “Esto va seguir existiendo y van a haber cada vez más casos”, vaticina Viaño. Ella asegura que el gran desafío será concientizar para que en algún momento puedan ser bien utilizadas por los niños y así lograr que cada vez haya menos pequeños expuestos a una pantalla durante un tiempo indeterminado.

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