“Con una gestión que se enfocó en trabajar sobre la producción de gas, la infraestructura y la protección de los usuarios finales, miles de personas se comprometieron para concretar esta obra de 573 kilómetros entre Neuquén y Buenos Aires”, expresa Cecilia Garibotti, subsecretaria de Planeamiento Energético de la Nación. Este gasoducto brinda la oportunidad para el autoabastecimiento en nuestras tierras; de esta manera aseguraría un cambio de vida para los ciudadanos, para la soberanía y la seguridad energética del país. La funcionaria señala: “El Gasoducto Néstor Kirchner nos permite pensar en proyectos para la exportación de gas natural que es un ingreso de divisas, bajar el costo para usuarios finales, dejar de importar y con la obra programada de reversión de gasoducto norte, llevar nuestro gas al norte del país”.
Continuamente se escuchan comentarios sobre la falta de infraestructura en el país, y cómo esto le resta competitividad a la industria, a la vez que ralentiza el desarrollo económico. En ese sentido, la nueva obra permitirá ahorrar miles de millones de dólares al año por sustitución de importaciones. El proyecto estaba planificado para 2015 pero recién en 2022 se comenzaron los trabajos. La obra requirió casi de 5000 personas trabajando de forma directa en el gasoducto.
Datos técnicos y dólares
“Una característica fundamental del gasoducto es la presencia de estaciones compresoras a lo largo de la traza, en la que totalizan cinco. A lo largo de los 560 kilómetros de extensión, el gas inyectado va perdiendo energía debido a la fricción con la tubería, y debe ser re-comprimido en varios puntos del sistema para poder sortear todas las diferencias de altura de la traza y llegar a destino con la presión requerida para continuar el trayecto hacia los consumidores finales”, dice Santiago Lencinas Pupkiewicz, ingeniero en Petróleo. Una de las dificultades que se deben tener en cuenta en una obra de estas magnitudes, es el suelo en los cruces de ríos. El especialista señala: “El Gasoducto Néstor Kirchner atraviesa el Rio Colorado y el Rio Salado, que si bien es un desafío, se sabe muy bien que la cañería debe tenderse por debajo del curso fluvial”.
Esta es la obra de infraestructura más importante de las últimas dos décadas, por su magnitud, por su tamaño y por lo que implica. En este sentido, Haroldo Montagu, docente economista de la Universidad Nacional de Moreno y ex viceministro de Economía, señala: “Lo que se está calculando más o menos en este año, es que se ahorraría 2000 millones de dólares. Recién el año que viene, se estaría hablando de cinco mil millones de dólares. Y se está estimando que dentro de los próximos 5 a 10 años, en la medida que Vaca Muerta se ponga en funcionamiento y crezca, puede llegar a aportar más de la mitad de los dólares que hoy exportamos de soja”.
Revertir la dependencia
Si se colocara la producción de Vaca Muerta en el exterior, se calcula que sería unos 15000 millones de dólares en exportaciones. Por otro lado, parte de la energía que consumen los hogares surge a partir de las centrales termoléctricas, que transforman el gas en energía eléctrica. En la medida en la que se pueda dejar de usar gas importado, gasoil y fueloil, y se utilice el gas que proviene de Vaca Muerta y que pueda ser transportado por el gasoducto hasta las centrales generadoras de energía, esto será un beneficio económico.
“Lo que también se espera es que mediante este gasoducto se pueda exportar gas a Chile, que es un país que no tiene reservas energéticas y se está pensando también que con alguna conexión se puede llegar a exportar gas a Bolivia, que justamente ahora, tiene problemas con sus reservas gasíferas en general. Entonces mediante los gasoductos existentes por el cual nosotros antes importábamos desde de Bolivia, se puede hacer un proceso de reversión, conectarlo al gasoducto que viene desde Vaca Muerta y en vez de recibir gas de Bolivia, nosotros podemos exportar gas a Bolivia”, expresa Montagu.