Pilar, nacida en Lanús, de tan solo 15 años, fue seleccionada para participar en el prestigioso Perlman Music Program de Nueva York, considerado uno de los programas más destacados a nivel mundial, para embarcarse en una travesía de aprendizaje y superación, dirigido por el reconocido violinista israelí Itzhak Perlman. Esa iniciativa, que ella cumple en estas semanas, brinda oportunidades únicas para el desarrollo musical de jóvenes promesas. Además, ha obtenido la distinguida Beca Teresa Grüneisen del Mozarteum Argentina, convirtiéndose en la becaria más joven en obtener este reconocimiento en la historia de esta institución. En Austria, ella tiene el privilegio de recibir clases de violín con el renombrado maestro Boris Kuschnir. Desde tierra neoyorqujna, Pilar dialogó telefónicamente con ANUNM.
¿Cuándo comenzaste a tocar violín?
Empecé a tocar a los 6 años, en la Orquesta Escuela Lanús que es parte del Programa Coros y Orquestas de la Provincia de Buenos Aires. A los 11 años mi profesora me llevó a tomar una masterclass con el maestro Rafael Gintoli, uno de los más grandes maestros si no “el más” de violín de Argentina, esto fue en 2019 y estuvimos trabajando hasta septiembre del año pasado donde nos preparamos para que viniera a estudiar a Viena. Actualmente, estoy estudiando con el maestro Boris Kuschnir, que es de los más destacados del mundo, ahora tocando con él me doy cuenta por qué y lo puedo afirmar completamente.
¿Cuándo te diste cuanta que era lo “tuyo” y no solo un hobby?
Tocar el violín para mí fue muy natural, cuando comencé no pensaba en “bueno, voy a formar esta carrera o participar en tal competencia o estudiar con tal maestro”, más bien empecé como un juego para pasar un lindo rato en la orquesta de los sábados en Lanús donde tenía a mis amigos y que disfrutaba mucho hacer, pero de todos modos es algo que vino conmigo. Después si vos me preguntabas a los 7 años qué deseaba ser te contestaba violinista y no solo eso, sino que quería ser solista.
¿Siempre fue así?
Sí, tal vez en su momento era algo más infantil, pero después se fue formalizando de algún modo, las piezas se hicieron cada vez más difíciles y fui aprendiendo más cosas. Sin embargo, siempre con el mismo interés y ganas de seguir estudiando, jugando con el instrumento y con la música, no demasiado formal sino como un juego. Yo tengo la fortuna de que sea así para mí, que sea muy natural. Además mi mamá era la directora de la orquesta. Para mí era normal observar a niños con sus instrumentos.
Más tarde se fueron dando las oportunidades y ahora estoy acá, queriendo hacer esto, donde también es superimportante para mí no desaprovechar ninguna oportunidad, siempre trato de no hacerlo, ya que se van presentando pequeñas y luego más grandes. Pienso que todo tiene su fruto.
¿Cómo manejás tu tiempo entre la música, presentaciones y otras actividades?
La mayor parte del día la dedico a la música y al violín, pero de todos modos tengo mi momento de realizar las cosas del colegio, ahora estoy aprendiendo alemán y francés, además de hablar español e inglés fluidamente. En Austria se habla alemán, así que estamos aprendiéndolo con mi familia, al mismo tiempo de preparar los conciertos.
¿Y con el colegio?
Lo estoy haciendo con el Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino (SEADEA), es para jóvenes de Argentina que no pueden por algún motivo concurrir a clases presenciales, tengo compañeros que viven en la Antártida, otros en barcos o en una camioneta viajando por el mundo, pero también chicos como yo que no podemos asistir por una actividad, tenés bailarines del Colón o chicos de la academia Mascherano. Es un colegio muy lindo, cuando saludan los profesores, escriben “buenos días” o “buenas noches”, porque estamos repartidos por todos lados. Es muy enriquecedor tener a compañeros que hacen tantas cosas fuera de lo normal, donde este medio nos da la oportunidad de seguir con los estudios, ya que tampoco puedo dejar eso de lado.
¿Cuál ha sido tu experiencia musical más memorable hasta ahora?
En abril recibí la posibilidad de tocar para el papa Francisco en Hungría, que fue en su visita de estado al país a la ciudad de Budapest. Me llamó el embajador de Argentina de allí, obviamente es una de las experiencias más memorables. También el año pasado tuve la oportunidad de tocar en el Teatro Colón que fue maravilloso, ya que presentarme en una sala tan grande y significativa a nivel mundial , muy pocos tienen la suerte de hacerlo y menos a mi edad. Toqué junto a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires el concierto de Wieniawski número 2 para violín. De todos modos, para mí cada presentación es valiosa y una vivencia única, es algo muy mágico donde cada uno es una experiencia memorable.
¿Qué metas o sueños tenés como violinista a largo plazo?
Siempre la meta es alcanzar al nivel más alto en lo musical, tocar con excelentes orquestas, trabajar con los mejores directores y llegar a la máxima audiencia alcanzable, además compartir la música con la mayor gente posible y llevarla no solo al público que ya va a conciertos sino también presentársela a otras personas que no escuchan este estilo o que piensan que es aburrida, cosa que se suele pensar de la música clásica.
¿Quién o que en particular te inspira?
Por supuesto que incontables violinistas que admiro demasiado, diversos músicos, muchas personas, sin embargo, considero que es cada experiencia, con cada aprendizaje o persona que me relaciono, en esto de la música tengo la fortuna de trabajar con mucha gente distinta, de varios lugares diferentes. Hace poco estuve en Serbia y antes en Hungría, también en París, Rusia, por Estados Unidos, conozco muchos chicos de China, de Corea, de Argentina obviamente. Disfruto la oportunidad de conocer otras partes del mundo, culturas, valores y distintas personas, eso claramente me inspira muchísimo, es muy enriquecedor como persona y para mi música, pero igualmente para mi forma de tocar.
¿Cómo fue el proceso de irte de Argentina y mudarte a Austria?
El año pasado en octubre nos vinimos mis padres y mi hermano más chico, nos mudamos a Viena para que estudie acá con el maestro Boris Kuschnir, no es simple porque nosotros somos una familia normal y esto no es algo muy sencillo de hacer, pero recibimos mucho sustento del Mozarteum argentino donde ellos me apoyaron enormemente. También ese mismo año gané la Beca Teresa Grüneisen para ir a estudiar afuera y fui la ganadora más joven de la historia de la beca con 14 años. Ya veníamos de realizar otros viajes con los que estuve en Europa, Estados Unidos, viajé muchísimo al interior…obviamente no lo hago sola al ser menor de edad, mi mamá me acompaña, mis padres siempre estuvieron ahí y aún hoy lo hacen. Su apoyo es una ayuda enorme, claramente no fue fácil, no lo es, una cosa así es de un sacrifico grandísimo.
Cuando estaba en Serbia en una entrevista me preguntaron si yo sentía que tenía menos por realizar lo que hago y yo le dije que, al contrario, siento que tengo muchísimo más que la mayoría de chicos de mi edad, por todas estas experiencias y vivencias. Ojalá todos puedan tenerlas.
¿Y ahora estás en Nueva York?
Sí, llegue el jueves 22 de junio, estoy en el programa de verano llamado Perlman Music Program en Nueva York del violinista Itzhak Perlman, que es de los más famosos e importantes del mundo, donde voy a tener clases con él y con reconocidos profesores de la escuela Juilliard de Nueva York, una de las más grandes de Estados Unidos y del mundo en lo que es la música. Además, somos 33 jóvenes en total entre 12 a 18 años y dura solamente 7 semanas, tenemos nuestras lecciones individuales y solista, también coro, orquesta, música de cámara y nuestros conciertos. Por lo que puedo apreciar es una experiencia muy linda, ansío mucho comenzar y conocer a tantos chicos impresionantes con todo lo que hacen en la música, realmente es un nivel altísimo y al tenerlo uno no solo aprende de los maestros que igualmente son grandísimos, sino al mismo tiempo de mis compañeros. Tengo demasiado de que aprender de cada uno de ellos.