Calvo vive en Bogotá, Colombia, es licenciada en Filosofía y magíster en Psicología por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Actualmente continúa trabajando haciendo consultorías e investigaciones en educación. Además, integra varios grupos internacionales de formación docente donde asesora sobre el rol de las políticas educativas.
Hoy a las 11 participará del panel «Perspectivas del desarrollo profesional docente en América Latina», junto a la docente e investigadora de la UNM Lea Vezub. En tanto, el miércoles 5 de julio se va a presentar en el conversatorio titulado “La investigación en la Formación Docente en América Latina y sus aportes a la práctica educativa”. Calvo habló con ANUNM sobre la importancia de la formación docente en la región, sus principales dificultades y desafíos.
¿Por qué podemos afirmar que la formación y el desarrollo profesional de los docentes constituyen un área clave para garantizar la educación como un derecho?
Desde los años noventa se ha puesto como una cuestión muy relevante la formación docente. Contar con buenos docentes es muy importante para garantizar el derecho a la educación No basta con que los niños, las niñas y los jóvenes tengan acceso a una institución educativa, sino que también hay que garantizar que aprendan las competencias y habilidades que necesitan para desempeñarse en los contextos actuales.
Es muy importante garantizar que esas personas que tienen la responsabilidad de formar a las nuevas generaciones estén formadas de la mejor manera. La gran pregunta que nos hacemos es: ¿cómo formar a los docentes? y ahí aparece todo el acopio de investigación de las distintas vertientes. De todas maneras lo más importante es formar a un docente para que sea capaz de enseñar las habilidades de desarrollo mental de los niños y niñas. No puede ser un docente que se ha formado solamente como un instructor, memorizar continuamente los contenidos no basta.
¿Qué transformaciones presentó el rol del docente en el siglo XXI?
Pasamos de un docente que era transmisor de información, que tenía un aula de clase donde lo importante era que se desempeñara bien desde su discurso, a otro que ahora se encuentra con niños, jóvenes y adultos que tienen una gran cantidad de conocimientos y experiencias. Ahora se trata de abrigar en esos contextos institucionales a estos niños y jóvenes para que ellos también tengan interés en conocer. Es importante que la escuela sea hospitalaria, capaz de proteger y contener, el interés puro por el conocimiento va a venir después. Cuando la situación de aula es hospitalaria, carismática y cálida puede generar intereses por ir a mirar que hay en un determinado tópico, en otro, e ir generando espacios de discusión para que ellos mismos construyan ese conocimiento.
Entonces está la tensión entre lo que son los grandes currículos, que ponen los sistemas educativos, y lo que se puede aprender en la escuela. Si hay interés por desarrollar este tipo de habilidades cognitivas en nuestros estudiantes, es posible generar estrategias para que esa educación de calidad se logre.
¿Cuáles son las principales dificultades y desafíos que tienen los programas de formación docente actuales?
Hay cosas que la investigación tiene muy bien documentada. Hay una pregunta que tiene que ver con el hecho de dónde formamos a los docentes, si los formamos en universidades o en institutos. Sin embargo, lo importante es preguntarse en qué los formamos. Ahí viene todo el debate sobre los contenidos y qué es lo que necesita saber un docente, partiendo de que se tienen que formar para que las personas puedan aprender. Y, añadido a eso, es importante ver cómo hay que mirar esa formación docente. La investigación dice que tiene que ser una formación con una alta dosis de práctica, pero no cualquier práctica. Tiene que haber proyectos comunes entre esa institución formadora y la institución de la práctica, es decir, una simbiosis en las discusiones. Además, tiene que estar abierta a todos los contextos internacionales y a las nuevas tecnologías. Otro elemento importante de la formación es aprender con el par, tener un tutor, un mentor que guíe y acompañe para que esos problemas no lo agobien y puedan salir adelante.
Los países de América Latina toman una u otra vertiente. Una tendencia general es pasar la formación docente al nivel universitario, de eso hay pros y contra. Por ejemplo, al pasar la formación a las universidades los docentes merman la capacidad didáctica porque predomina lo teórico. Sin embargo, la tendencia ha sido derivar a la formación superior. En cuanto a los currículos, en general, se forma en cuestiones pedagógicas, sociales e investigativas. Y en cuanto a la práctica falta todavía mucho, sobre todo es importante avanzar en las tutorías y el acompañamiento.
Usted va a exponer en el conversatorio titulado “La investigación en la Formación Docente en América Latina y sus aportes a la práctica educativa”. ¿Qué temas va a plantear en su presentación y, por otro lado, cuál es el nivel de desarrollo de este campo de investigación en la región?
En este conversatorio voy a plantear una tesis, aunque no todos comparten esta idea. Para mí hay que formar a los maestros para que investiguen sobre su práctica. Esa investigación sobre su práctica tiene un estatuto epistemológico distinto a lo hacemos los profesionales en investigación educativa. Hago ahí una distinción: es diferente la investigación educativa de la pedagógica. La investigación que hacen los maestros es de tipo pedagógica, que tiene temas, problemas, métodos y resultados diferentes a los que hacen los profesionales en investigación educativa. La investigación que se hace sobre la formación docente es distinta a la investigación que hacen los maestros de su práctica. En los últimos años se ha avanzado mucho en el desarrollo de este campo, hay avances significativos.
¿Qué rol tiene la autoevaluación y la reflexión docente en la mejora de la enseñanza y los aprendizajes?
Eso sería lo ideal y la cuestión en la que hay que trabajar. En todos los momentos de la carrera docente uno debería generar muchas estrategias desde la política educativa para que estos maestros puedan tener momentos de autorreflexión sobre su práctica. Es importante que esto le permita mirar lo que hace, ver los resultados y las tensiones que tiene en esa práctica cotidiana para diseñar procesos de mejora. Es decir, que esa reflexión cualifique sus prácticas. Hay experiencias en los sistemas educativos que diseñan programas y sitúan financiamiento para garantizar eso.
¿Por qué se puede afirmar que “la formación docente es una experiencia continua”?
Una persona no es docente en el momento en que se gradúa. A medida que uno va desarrollando sus prácticas se va haciendo docente, esta formación es permanente y cada vez tiene problemas diferentes. Hay necesidades de formación de acuerdo a los distintos contextos. La docencia es un devenir, una trayectoria. A ser maestro se aprende cada día. Por eso es importante mirar lo que uno hace y ver los elementos de su actuación para identificar los distintos errores y no rep