El sentido de esa jornada en Tucumán fue cambiando a medida que los avatares políticos también se modificaban. Los diferentes gobiernos, la destacaron, resignificaron o por el contrario, intentaron quitarle su relevancia. Marisa D’ Aquino (UBA/UNTREF/UNM), Federico Cormick (UBA/CONICET/UNM) y Ester Aust (ISP Dr. J.V. González/CABA) historiadores y profesores de Historia reflexionaron acerca de los significados que fue teniendo –y tiene actualmente- el Día de la Independencia.
Haciendo un poco de historia…
“La declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica del 9 de Julio de 1816, fue un acto de valentía llevado adelante por las fuerzas revolucionarias en un contexto interno y externo desfavorable”, así lo sostiene el historiador Julio Sánchez en su libro El significado de la Revolución y Guerra de Independencia Hispoanoamericana.
Ese contexto difícil que plantea Sánchez se debía a los retrocesos en el proceso revolucionario en América del Sur, a que San Martín preparaba su campaña a Chile, en el contexto del Plan Continental, y reclamaba para ello que el Congreso realizara la declaración formal de independencia.
En España, las cosas se complicaban para estas tierras, debido a que el rey Fernando VII había sido liberado y volvía a España con la intención de recuperar sus colonias americanas, las cuales había ido perdiendo durante su prisión, en mano del emperador Napoleón Bonaparte.
Según el doctor en Historia y docente de l UNM Federico Cormick: ”Para pensar el 9 de julio, hay que enmararlo en los procesos de independencia que se abren en 1810 con la crisis de la corona española y los procesos juntistas en América. Ante una situación de crisis desde el poder imperial, se abren distintas dinámicas de movilización del proceso de ruptura. En el Río de la Plata, la disputa de proyectos se va a platear entre sectores que reclaman la necesidad de la independencia total, y que vaya ligada a ciertos derechos sociales, representados por Moreno, Belgrano, Castelli y Monteagudo. Y sectores moderados que, o bien no ven la urgencia de la ruptura con la Corona, o retrasan algunas definiciones, como la independencia”.
Así fue como el Congreso reunido en la provincia de Tucumán, en la sesión del 9 de julio de 1816 presidida por Narciso Laprida, decidió realizar la declaración de independencia de las Provincias Unidas de Sud América, según lo manifiesta el acta correspondiente a ese día.
El 9 de julio y sus resignificaciones
Entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, se produce una nueva reconfiguración de este acontecimiento ya “que la conformación del Estado nacional le otorga a la independencia una gran importancia, ‘proceriza’ a aquellos militares que participaron de todo este proceso y le da un sentimiento identitario, un sentimiento de patria que pone en un lugar muy interesante el proceso de independencia”, describe, por su parte, D’Aquino, también docente de la UNM.
Es el aluvión inmigratorio europeo que genera la necesidad de “argentinizar al gringo y para ello es necesario contar una historia con un pasado heroico, con próceres valientes. Ahí es cuando las efemérides comienzan a tener sentido porque hay que dotar al Estado de una impronta de nación, de patria”, agrega. Tal como explica esta historiadora, van a apareciendo los diferentes usos de la historia de nuestro país, acorde a las necesidades de cada contexto político, con lo cual el 9 de julio va cambiando de sentido acorde a los distintos momentos.
Otro momento en el cual el 9 de julio adquirió otro sentido fue durante el peronismo. “No fue casual que fue un 9 de julio cuando Perón declaró la independencia económica, como parte de las tres banderas del Justicialismo, en una idea de que la independencia era un punto de apertura de un proceso de ampliación de derecho que seguía en curso”, explica Cormick. El movimiento peronista retoma esta fecha histórica y como explica el investigador del CONICET la le da un nuevo sentido en el contexto de la implementación del Plan Quinquenal de 1947, plan que apuntaba, entre otros objetivos, a alcanzar la “independencia económica”.
Durante la dictadura del ´76 el 9 de julio queda resumido en la demostración de fuerzas por parte de los gobiernos militares. “Se resaltaba el desfile militar, los regimientos, los aviones, la infantería, se reivindica el uso de la fuerza para llegar al poder”, así comenta Ester Aust, profesora de historia, especialista en Historia Americana Colonial e Historia Americana. Según comenta, la importancia política de la declaración de 1816 queda desdibujada, interesando solamente la manifestación de poder por parte de las Fuerzas Armadas.
Así llegamos a los años ´80 cuando la democracia retorna de la mano de la presidencia radical de Alfonsín. Se dejan atrás años oscuros de terrorismo de Estado, y el nuevo gobierno retoma ese 9 de julio y le da su propio sentido. “La apertura democrática en 1983, al tratar de darle a la Argentina esta idea de libertad, de igualdad, de democratización, también resignifica la independencia, porque la independencia ahora también implica el fin del rol de las Fuerzas Armadas”, explica Aust, en relación al primer gobierno democrático elegido luego de la última dictadura militar.
El gobierno alfonsinista llegó a su fin, en un contexto de hiperinflación y estallido social. La salida fue la asunción varios meses antes del Menem, cuyo gobierno le dio otro giro la independencia. “Este proceso iniciado con Alfonsín, se desdibujó con el menemismo, en el contexto de la globalización. Con el tema del Indulto y el punto de vista de que no hay que mirar al pasado, de alguna manera se está resignificando esa independencia y empezamos a pensar de nuevo en una relación de dependencia con la potencia mundial, Estados Unidos”, describe D´Aquino. En este sentido la llegada del menemismo al poder supuso un retroceso de la revalorización de la independencia como un hito histórico.
“Con los gobiernos ‘K’ hay una resignificación ideológica muy importante que los diferencia de una manera del resto porque nos posiciona a todos por igual. El hecho del Bicentenario de la Revolución de Mayo también me parece que fue muy significativo porque puso en valor y materializó este posicionamiento a esos ideales liberarios”, continúa explicando D’Aquino. “Y el macrismo también se posicionó respecto a la independencia. Le tocó el Bicentenario de la Independencia que fue paupérrimo, incluso con un pedido de perdón por parte del presidente de la Nación a los reyes de España por la independencia”, concluye.
Llegamos al 2024, qué significa hoy la independencia. Al respecto Aust reflexiona:” Hoy un Estado independiente debería ser un Estado que controle sus fronteras, su educación y su economía para lograr su desarrollo. Y para seguir construyendo su independencia debería poder tomar decisiones alejadas de los grandes poderes políticos y económicos internacionales que son como grandes pulpos que intentan dominar las distintas economías”.
”No vamos a llegar a ser independientes si cada uno está por separado. Nos falta aprender a querer nuestra casa, lo que es nuestro no se regala, si no tengo sentido de pertenencia no voy a tener sentido de independencia y no voy a saber defender lo mío. La independencia no es un paquete que nos entregaron el 9 de julio. Tenemos que continuar defendiéndola porque si no se la van a llevar”, cierra Aust.