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Estudiante de Comunicación Social (UNM)

Siniestros viales y salud: un cruce necesario

Los choques, vuelcos y demás incidentes provocan más de 3 mil muertes por año en Argentina. Pero además generan impactos en la salud física y mental de muchas más personas. ¿Qué hacer?
Casi la mitad de las víctimas de siniestros de tránsito de Argentina son motociclistas, En la imagen, capacitación para conductores de motos, impulsada por la Fundación Gonzalo Rodríguez y la Agencia Nacional de Seguridad Vial.

Si se toma la definición de salud brindada por la OMS, la misma afirma que “es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Por lo tanto a la hora de hablar de salud y siniestralidad vial, debemos tomar en cuenta las tres aristas: física, mental y social. En Argentina, según los últimos datos disponibles de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, en 2021 perdieron la vida 3457 personas por esas situaciones. ¿Pero qué otras consecuencias generan, sobre todo en la salud de quienes sobreviven?

Cuando se produce un siniestro vial,  las lesiones más comunes son los politraumatismos, dándose en distintas regiones del cuerpo, y van desde fracturas hasta esguinces. El traumatólogo Diego Ferracutti afirma : “Se producen los famosos latigazos cervicales, en los cuales la columna cervical siente un cimbronazo al momento del impacto”. A su vez agregó que “eso a veces solo genera una gran contractura, con dolor y síntomas regionales o en otras puede ocasionar también fracturas o hernias de disco. La columna es uno de los lugares más afectados en los siniestros viales”.

Las secuelas físicas varían,  dependiendo del tipo de lesión original. “Cuando hay lesiones en la columna, las secuelas pueden llegar a ser graves, neurológicas, con grados de parálisis o sensibilidad, ya que en ella nacen todos los nervios que son como nuestros cables que le dan órdenes a nuestros músculos y que nos transmiten la sensibilidad”, explica Ferracutti.

Con respecto a lesiones en huesos y articulaciones el profesional señala que “las fracturas pueden implicar secuelas en la funcionalidad, implicando que no queden como lo estaban originalmente”

Salud mental en shock

Si hablamos de la arista mental, la secuela más común es el trastorno por estrés postraumático (TEPT), el cual es una afectación que se desarrolla a partir de experimentar un evento traumático, a partir de algo que a la persona le haya sucedido o haya visto. El mismo es catalogado como un trastorno de ansiedad.

La licenciada en Psicología Ornella D’Alicandro explica que “se traduce en sentir miedo durante y después de la situación traumática; esto desencadena una respuesta de lucha o huida, que básicamente es buscar protegerse de eso por más que no sea un peligro inminente” . La especialista agrega: “El cuerpo tiende a protegerse de esa posible amenaza y como la interpretación de la situación va hacia el peligro, entonces la persona tiende a huir o protegerse de eso”

 El TEPT tiene síntomas característicos de la ansiedad y muchos de ellos, siguen ocurriendo luego de la situación traumática. “La persona vuelve a experimentar la situación los llamados flashbacks, tiene pesadillas o vive el suceso estando despierto, ya sea por recordar la situación o estar cerca del lugar”, afirma D’Alicandro.

Muchas personas luego de sufrir siniestros viales tienden a evitar situaciones que le rememoren al mismo, como subirse a un auto, una moto o transitar una calle, D’Alicandro sostiene que “en el TEPT hay síntomas de evasión, la persona evita todo lo relacionado al suceso para no revivirlo, pero eso no soluciona el problema; es como poner una curita, porque hace que el individuo no se enfrente a eso”.

 También hay síntomas de hipervigilancia e irritabilidad, cognitivos y de estados del ánimo. Ante  esto D’Alicandro dice que “muchas veces la persona tiene pensamientos negativos, tanto hacia su entorno como a sí mismo y puede sentir culpa, remordimiento, tristeza, ansiedad”.

 A su vez, la profesional remarca la importancia de un tratamiento en los casos en los que una persona que haya sufrido un siniestro vial sea diagnosticada con TEPT. “La persona tiene un cambio de vida rotundo, con un completo malestar que se traslada a cualquier esfera de su existencia, su calidad de vida se empobrece. Se puede vivir a esa manera, pero ¿a qué costo? Porque no vivís exactamente igual a como vivías antes”, indica.

El impacto socioeconómico

En cuanto la dimensión social, María José Pessano, directora ejecutiva de la Fundación Gonzalo Rodríguez, ong especializada en seguridad vial,  dice que “el costo que esto genera no solo es la vida de quien la pierde en el siniestro de tránsito o quien es lesionado de por vida, sino también tiene un costo que es muy importante, que afecta el tejido social, porque claramente afecta a las más vulnerables en este ámbito. Muchas veces son los cabeza de familia quienes sufren el siniestro y eso genera un empobrecimiento en ese grupo familiar”.

Las lesiones causadas en siniestros de tránsito causan pérdidas económicas a la persona y sus familias, que van desde la pérdida de productividad de la persona que puede quedar con una discapacidad, el costeo de su tratamiento y hasta el  tiempo de estudio o trabajo que sus familiares deben relegar para atenderlos. “Se produce una falta de posibilidades de acceso a la educación y la salud para esas familias”, agrega Pessano.

Hasta antes de los años ‘90, el paradigma para mitigar la siniestralidad vial era seguir las reglas. “Se creía que si las sigues no iba a pasar nada e ibas a llegar a salvo a tu casa; la responsabilidad era solo del usuario. Se descubrió que el problema de los fallecidos y lesionados graves seguía en aumento, por lo que se genera un nuevo paradigma para acudir a la pandemia de la seguridad vial”, sostuvo Pessano.  La ong también realizó recientemente un programa de seguridad vial específico para motociclistas en Argentina, en distintos municipios. Cabe señalar que,  según registros oficiales, casi la mitad de las víctimas de siniestros de tránsito de Argentina son motociclistas, porcentaje que ha ido en aumento los últimos años

El nuevo paradigma que se propone es el del enfoque del sistema seguro, el cual fue propuesto por la Asamblea de las Naciones Unidas el 31 de agosto de 2020, proclamando el periodo 2021 – 2030 como el Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial. El objetivo es reducir las muertes y lesiones por siniestros viales al menos un 50%. ¿Sucederá?

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